"Tenía mamas fibroquísticas desde joven y creía que lo que había notado era un bulto más, pero fue una noticia impactante y demoledora escuchar que lo que tenía era cáncer". Begoña Aranjuelo tenía 41 años cuando se vio obligada a iniciar un "duro proceso" de tratamiento a causa de la enfermedad. "Me hicieron un vaciado axilar, luego me dieron quimioterapia y, finalmente, me realizaron una mastectomía con reconstrucción. Al principio impacta verse sin pelo o observarse las cicatrices cuando te miras en un espejo, pero ahora me encuentro fenomenal y vivo el día a día".

Su testimonio es el de millones de mujeres que conviven con el cáncer de mama pero que, de donde sea, sacan fuerzas para tirar hacia delante. "La voluntad de toda mujer con cáncer de mama es volver a su vida normal, porque por un momento la vida se te paraliza, pero después la palabra cáncer desaparece de tu cabeza y te ves como una persona normal", señala Aranjuelo, quien anualmente se somete a revisiones. "Nunca viene un médico y te dice que ya estás recuperada, que no tienes cáncer, sino que convives con esto y sabes que en cualquier momento puede volver a salir. El caso es ir día a día y disfrutar", puntualiza Begoña instantes antes de acudir a sus clases de sevillanas. "Me lo paso bomba", dice.