Lo que iba a ser una manifestación de trabajadores públicos en defensa de este sector, se convirtió en una marcha contra los despidos del transporte urbano donde a los tradicionales pertardos que han marcado la diferencia de las concentraciones y las manifestaciones de los trabajadores de los autobuses de otras, se unieron los disfraces. En cambio, faltaron las pancartas con los lemas que exigen la readmisión de los despedidos y también más afluencia de público.

LOS ACTOS Con la traca de inicio, que ya generó un pequeño cruce de palabras entre el comité y la Policía Nacional, la manifestación comenzó en la plaza Aragón a las 19.45 y terminó una hora después en la plaza del Pilar. Entre la gente se vio varias mujeres disfrazadas con túnicas blancas que les cubrían el cuerpo entero y que portaban caretas. También hubo un esqueleto acompañando a un ataúd en forma de autobús que encabezaba la marcha.

El toque de color lo puso una mujer que, de forma espontánea, cantó una jota con letra propia. En ella, criticaba al alcalde de la ciudad, Juan Alberto Belloch, a quien acusó de ser un "traidor" y al que advirtió que "su pueblo" si sabe "defenderse".

Los trabajadores guardaron un minuto de silencio en honor a los mineros fallecidos en León. Tras este homenaje llegó el turno de los manifiestos. Las subcontratas públicas que participaron en la marcha fueron exponiendo su situación particular y clamando por la unión para evitar que el despido colectivo ocurrido en Autobuses Urbanos de Zaragoza se reproduzca, por ejemplo, en Parques y Jardines, servicio que ha asumido en los últimos días la concesionaria FCC.