En opinión de Navarro, "lo que dice la sentencia me parece lógico. Las aceras, por definición, son para los peatones. Otras ciudades ya se habían movido para aclarar sus ordenanzas". En todo caso, advierte sobre el verdadero problema de la polémica: "Ni la sentencia ni las ordenanzas son suficientes si luego no las cumplimos. Y en Zaragoza ya toca que nos demos cuenta de que este no es el camino".

Navarro recuerda la inutilidad de restringir la velocidad en espacios como el paseo de la Independencia: "Ya demostramos que nadie cumplía la restricción de los 10 kilómetros por hora y la de 4 kilómetros por hora era ridícula porque es imposible de cumplir".

En su opinión, esta sentencia "debería suponer un acelerón para la ampliación de la red de carriles bici", paralizada por la falta de recursos. Y, por encima de todo, a juicio de Navarro, "el ayuntamiento debería pronunciarse y dejar claro que ya es hora de bajarse de la acera".