El Consejo de Ministros aprobó ayer una potente rebaja en los impuestos sobre el IRPF y Sociedades de alrededor de 9.000 millones de euros, según fuentes oficiales. La rebaja se repartirá entre el 2015 (año de elecciones autonómicas, locales y estatales) y el 2016 y beneficiará, sobre todo, a las familias con hijos, ascendientes y discapacitados.

En esta rebaja se resume la ambiciosa reforma fiscal que había planeado el Gobierno y en la que, al final, no se abordará ni la fiscalidad autonómica, ni la local, ni los impuestos medioambientales ni la cotizaciones sociales, en contra de la expectativa que se había creado de una gran reforma global. Tampoco se tocará el IVA, salvo para adaptar a las directivas comunitarias el tratamiento de los bienes sanitarios con una subida que no afectará a gafas, lentillas y tiritas. Además, las medidas antifraude fiscal se limitan a la futura publicación de una lista de morosos.

MOMENTO DE BAJAR IMPUESTOS La rebaja fiscal anunciada ayer pivota, sobre todo, en torno a un potente descuento en el impuesto sobre la renta, que bajará una media del 12,5% para todos los contribuyentes y que en su mayor parte empezará a notarse en la nómina de enero del 2015, según explicaron ayer la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. "Ha llegado el momento de bajar impuestos para todos", dijo Montoro en una rueda de prensa en la que solo se presentaron las líneas generales, a la espera de una explicación más exhaustiva el lunes.

Además del IRPF, el impuesto sobre sociedades incorpora una bajada del tipo impositivo del 30% al 28% en el 2015 y al 25% en el 2016 compensada, parcialmente, por la desaparición de deducciones. Esta rebaja de 9.000 millones en dos años es similar a lo que han subido estos dos impuestos en los dos últimos ejercicios, desde que Rajoy accedió a La Moncloa en diciembre del 2011 (9.400 millones, según la Agencia Tributaria).

Sin embargo, esta rebaja no llega ni a la mitad de los más de 20.000 millones del total de subidas fiscales producidas por el Gobierno del PP si se tienen en cuenta los incrementos del IVA, impuestos especiales y medioambientales y tasas judiciales (sin contar el del Impuesto sobre Bienes Inmuebles, IBI). Así, cuando se celebren las elecciones generales, previsiblemente en noviembre del 2015, Rajoy podrá decir que en el 2016 quedará anulada la subida del IRPF que acometió cuando llegó a La Moncloa, pero no que acaba la legislatura con menos impuestos que cuando la estrenó. Incluso podrá decir Rajoy que el nuevo IRPF será en el 2016 más bajo del que heredó del Gobierno socialista de Zapatero en el 2011, atendiendo a los cálculos que ayer proporcionó Hacienda.

El tipo mínimo del impuesto bajará del 24,75% actual al 20% en el 2015 y al 19% en el 2016 (frente al 24% del Gobierno anterior). El actual tipo máximo general del 52% bajará al 47% en el 2015 y al 45% en el 2016 , igualando el que existía en el 2011. Como consecuencia de esta nueva tarifa (que pasa de siete a cinco tramos), de los nuevos mínimos familiares (que se refuerzan con gran intensidad para familias con hijos, ascendientes y discapacitados) y de otros elementos que ayer no explicó Montoro, el IRPF del 2016 será más bajo que el del 2011 para todas las rentas, salvo para las de más de 100.000 euros, cuya tributación subirá ligeramente. "Se trata de un nuevo impuesto más progresivo en el que las rentas superiores seguirán teniendo un tipo efectivo superior al del 2011", resumió el ministro.

VIGILANCIA DE BRUSELAS El ministro se esforzó ayer en subrayar que la rebaja aprobada por el Gobierno "encaja" en el Plan de Estabilidad presentado a la Comisión Europea y en los objetivos de reducción del déficit público impuestos por Bruselas.

Precisamente ayer, el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, expresó su disgusto por la falta de información sobre los planes de reforma fiscal del Gobierno e insistió en la necesidad de volver a subir el IVA para evitar una pérdida de recaudación que impida reducir el déficit. Desde el punto de vista de Hacienda, sin embargo, la rebaja fiscal de 9.000 millones impulsará un crecimiento adicional del PIB de 0,5 puntos y favorecerá la creación de empleo, de modo que, en realidad, su impacto recaudatorio neto se ajustará a los alrededor de 7.000 millones estimados en el Plan de Estabilidad. El Gobierno español tiene por delante el reto de convencer a la Comisión Europea de estas cuentas si quiere evitar que esta imponga sus medidas.