Todos dejamos una huella ecológica, una medida que permite saber si un ciudadano está en deuda o no ecológicamente con el planeta según el consumo que hace de diferentes servicios. Los zaragozanos lo están. La huella ecológica de Zaragoza es de 5,2 hectáreas por habitante, una cifra ligeramente inferior a la del 2004, pero que supone que cada uno de los habitantes de la capital aragonesa provoca un déficit ecológico de 3,4 hectáreas globales. Una superficie que debemos al planeta.

¿Cómo se mide este indicador? La huella ecológica es el área de territorio que sería necesaria para producir los recursos utilizados y asumir los residuos producidos por una población determinada con su nivel de vida concreto. A configurar esta huella se suman las contribuciones de los diferentes usos de la tierra, es decir, cultivos, pastos, mar, bosques, terreno construido y energía. Es decir, sumando estos epígrafes resultan las hectáreas que serían necesarias para poder asumir los hábitos de los zaragozanos en varias materias.

En concreto, alimentación, vivienda y servicios, movilidad y bienes de consumo. Cada una de estas actividades supone diferentes usos de la tierra desde el punto de vista biológico calculados a través de datos de consumo local, aprovechamiento del suelo y consumo energético, para cada uno de los componentes. De este modo se consigue medir la capacidad de carga del planeta de mantener la vida sobre él. Cuando la huella ecológica es superior a esta capacidad se habla de un déficit ecológico. Cuando sucede a la inversa se trata de una capacidad de carga remanente.

Una vez realizados estos cálculos resulta que la huella ecológica de Zaragoza es de 5,2 hectáreas globales per cápita, ligeramente inferior a la del 2004. Como la capacidad de carga del planeta es de 1,80 hectáreas por persona, cada uno de los ciudadanos de la capital aragonesa provoca un déficit ecológico de 3,4 hectáreas globales. Esta disminución se corresponde con la vivienda, los servicios, la movilidad y el transporte, mientras que los niveles de consumo de alimentación han aumentado.

Diferencias norte--sur

La huella ecológica de los países desarrollados suele estar por encima de la capacidad de carga, mientras que los países pobres tiene valores más bajos. Por ejemplo, en Estados Unidos se computarían 9 hectáreas por ciudadano y en Catar, 9,6, mientras que en Haití solo se precisarían 0,5 hectáreas, cifra similar a las 0,9 hectáreas de Costa de Marfil. En Europa, lideran este desgaste terrestre el Reino Unido, España, Grecia Suiza y Bélgica. Finlandia y Noruega registran cifras positivas.

A nivel mundial el saldo es negativo, y el planeta casi consume el doble de lo que puede renovar y producir. En el año 1961, la humanidad consumía tan solo dos tercios de los recursos naturales disponibles en el planeta. Si se mantiene esta tendencia, la humanidad necesitará al menos 3 planetas para satisfacer su demanda en el 2050.