Rusia es en estos momentos el segundo país con más tráfico de mercancías que genera al aeropuerto de Zaragoza, solo superado por Emiratos Árabes. Lo es por la expansión internacional de Inditex, para la que el mercado ruso es estratégico como lo demuestra el hecho de que tan sólo en el último año ha abierto 55 establecimientos en ese país. Suma en total 386 tiendas, siendo el segundo estado con más peso en el exterior para el gigante de la moda, sólo por detrás de China (457).

La apuesta por Rusia ha requerido un incremento de las frecuencias semanales de cargueros que conectan la capital aragonesa con ese país, que son reforzadas puntualmente con vuelos extra en función de la época del año. Ni siquiera el veto ruso a los productos agroalimentarios decretado este verano ha hecho mella. Es más, el pasado agosto partieron con destino a Moscú casi 1.000 toneladas, un 30% más que en el mismo mes del 2013 (660 toneladas). En el acumulado de los ocho primeros meses del 2014 no hay variación. En este periodo, Zaragoza importó y exportó de Rusia por vía aérea 11.158 toneladas, un 0,7% menos que en el ejercicio anterior.

Inditex abrió su gran almacén en la Plataforma Logística de Zaragoza en el año 2003, una instalación que ocupaba entonces 12 hectáreas, pero que se amplió hasta 18 en el 2010, lo que elevó su capacidad de almacenaje de 18 a 34 millones de prendas al año y la de reparto de 200 a 360 millones de prendas. A esto hay que sumar la puesta en funcionamiento en el 2013 del mayor armario de ropa colgada de Euorpa, un silo de 17.000 metros cuadrados y 30 metros de altura con capacidad para cinco millones de artículos.

Este vertiginoso desarollo ha tenido igual reflejo en el tráfico de mercancias del aeropuerto de Zaragoza, donde se centralizan los envíos internacionales de las distintas marcas de Inditex, desde Zara --desde este año el 100% de la ropa mujer se distribuye a todo el mundo desde Plaza-- hasta otras como Massimo Dutty, Oysho o Zara Home.

El imperio textil que capitanea Amancio Ortega es el máximo responsable del crecimiento meteórico del aeropuerto --entre el 60% y el 70% del tráfico total de carga--, haciendo de la terminal próxima al barrio de Garrapinillos un traje a medida para distribuir por vía aérea sus productos textiles hasta los confines de medio mundo.