Cuando el consejero de Sanidad del Gobierno aragonés, Ricardo Oliván, volvió a convocar ayer, por segunda vez en apenas 24 horas, a la cúpula sanitaria --directores de hospitales, enfermería y Atención Primaria junto a los máximos responsables de Salud Pública y la gerencia del Salud--, hubo quien encendió la luz de alarma, pero la Administración no tardó en desmentir cualquier posible relación de la enfermera contagiada de ébola con Aragón.

El caso es que Oliván, que mañana acudirá a la Interterritorial en Madrid con el virus como único punto en el orden del día, ha decidido otorgar prioridad absoluta al repaso, revisión y coordinación del protocolo de actuación en caso de que se detecte algún posible caso de ébola en un centro sanitario de la comunidad. Y, de hecho, ha cancelado todos los actos que figuraban en su agenda desde ayer y hasta mañana.

Porque, a pesar de que las autoridades sanitarias insisten en que la probabilidad de que Aragón acoja algún caso de ébola es "mínima", no quieren dejar nada "al azar". Tampoco se trata, dicen, de corregir posibles errores cometidos el pasado verano, cuando se detectó el posible caso de ébola que, finalmente, resultó ser malaria.

CITA CON LOS PROFESIONALES

Pero la prioridad es tal que los comités de prevención --denominados de Seguridad y Salud-- de todos los sectores sanitarios mantendrán un encuentro de urgencia hoy mismo. Alguno de ellos llevaba meses sin reunirse. La citación se produce, en parte, a petición de los propios profesionales, ávidos de información actualizada.

El personal sanitario exige saber si ha cambiado algo del protocolo repartido el pasado verano. Ya entonces, Salud Pública impuso una serie de normas que médicos y enfermeras conocieron también a través de demostraciones en persona. De eso se encargó el servicio de prevención de los centros hospitalarios. Principalmente, el Royo Villanova y el Miguel Servet, designados de referencia para posibles casos de ébola. Coordinadores de Primaria y responsables de enfermería hicieron lo propio en los centros de salud. Precisamente, en las reuniones de Oliván con la cúpula sanitaria se habría abordado la conveniencia de intensificar la formación específica en sectores más expuestos, como es el caso de Microbiología. Aunque también se pretende extremar la vigilancia y las precauciones en Atención Primaria.

Los ocho comités de prevención deberán responder hoy a la "confusión" que el protocolo y los equipos de protección repartidos por Sanidad han provocado entre los profesionales. De hecho, el sindicato OSTA aseguró ayer que los trajes que se utilizarían en el Royo Villanova "no evitarían el contagio de los profesionales al no ser los adecuados" y advirtió de que el personal "no ha sido suficientemente preparado ni entrenado para afrontar un caso de esta enfermedad epidemiológica".

El sindicato, que presentará su denuncia ante Inspección de Trabajo, Instituto Aragonés de Seguridad y Salud Laboral y el Gobierno de Aragón, expone que "el riesgo de contagio se produce en el momento de despojarse del traje infectado, ya que primero hay que quitarse uno de los dos pares de guantes, y el segundo par se infecta al retirar el propio traje ya que para retirarse la capucha se deben meter ambas manos entre la capucha y su propio gorro de quirófano. Si al quitarse la capucha o la máscara protectora, se produce contacto con la cara, con una mucosa, el trabajador se infecta". Sanidad asegura que el Equipo de Protección Individual (EPI) es "el adecuado".

LOS TRAJES

La colocación del traje de protección --que debe ser colocado y retirado en la antesala de entrada a la habitación habilitada para el enfermo-- precisa la ayuda de un compañero. Sobre el uniforme sanitario se colocarán, en primer lugar, cubrebotas impermeables. Posteriormente, el traje de protección, subir la cremallera hasta la cintura y cerrarlo. En tercer lugar, se colocarán las segundas cubrebotas y autosellado y, después, el primer par de guantes. El protocolo exige luego colocar la parte superior del traje y cerrar hasta el cuello, subir la capucha, colocar el respirador y la pantalla facial y, por último, el otro par de guantes.

La retirada precisa, primero, bajar la cremallera externa, eliminar el sellado de las cubrebotas externas y retirarlas por el exterior. Después, quitar el sellado del par de guantes exterior y retirar el primero por el exterior y el segundo por el interior. Las gafas hay que quitarlas por el interior, a la altura de las patillas y el respirador a la de la goma. Lo siguientes es abrir la capucha y bajarla metiendo las manos por el interior, quitar el sellado de los guantes interiores y retirar el traje por el interior. Todos los materiales irán al contenedor de residuos biológicos.