El Gobierno central asumió ayer errores cometidos en la prevención del contagio por el virus del ébola y en la gestión de la crisis sanitaria. La ministra Ana Mato explicó a los portavoces parlamentarios de Sanidad que el Ejecutivo va a cambiar los protocolos para aumentar la protección de los profesionales que tratan a los pacientes infectados y también va a mejorar la comunicación ofrecida a la ciudadanía.

Mato se reunió con los representantes de Sanidad de los diferentes partidos en el Ministerio. Según varios de los presentes, la ministra no reconoció abiertamente los fallos cometidos en el contagio de la auxiliar Teresa Romero, pero lo hizo implícitamente al anunciar que va a "reforzar" los protocolos. Son dos los cambios más significativos: cualquier sanitario que esté en contacto directo con un paciente infectado será considerado como "paciente de alto riesgo" y se le hará un estrecho seguimiento las semanas posteriores "diario y activo", y se bajará el grado de temperatura considerado como sospechoso (38,6 en estos momentos).

Estas modificaciones se presentarán hoy ante el consejo interterritorial a los representantes de Sanidad de las comunidades autónomas.

El Ministerio de Sanidad ha asumido que el ébola no evoluciona igual en el tercer mundo que en los países desarrollados, sobre todo por el acceso a medicamentos y las condiciones sanitarias. Por ello, sus técnicos han llegado a la conclusión de que la recomendación de 38,6 grados como criterio indicador de la enfermedad resulta excesiva, dado que aquí una persona se puede tomar antitérmicos en cuanto se encuentra mal.

Fernando Simón, coordinador del centro de alertas y emergencias del Ministerio, y dos técnicos del European Center for Desease Prevention and Control (ECDC) estuvieron trabajando ayer en un documento para adaptar a los países desarrollados los criterios que se aplican contra el ébola en África.

Este informe será aprobado hoy en el consejo interterritorial y será aplicable de forma inmediata en todo el territorio español. Sanidad cree que la experiencia con Romero también permitirá a otros países de la Unión Europea modificar su protocolo. La Comunidad de Madrid ya aplica el nuevo criterio de "solo unas décimas" y haber tenido contacto con alguien que padezca ébola desde el martes.

CONTRA EL CONSEJERO En la reunión de Mato con los portavoces, tanto la ministra como el representante del PP, Rubén Moreno, se desmarcaron de las declaraciones del consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, en las que acusó a la auxiliar de haber ocultado información clave sobre su participación en los cuidados de los misioneros infectados con ébola. Moreno dijo que esas declaraciones "están fuera de lugar" y Mato aseguró que no las iba a comentar porque ella prefería esperar las conclusiones de las diversas investigaciones que hay abiertas. Rodríguez fue censurado por todos los portavoces. "Es inadmisible culpar a la paciente", se quejó el socialista José Martínez Olmos.

Ante las numerosas peticiones de mayor transparencia que le planteó toda la oposición, la ministra admitió carencias informativas y explicó que a partir de ahora las autoridades informarán dos veces al día del estado de la cuestión. En una ocasión se encargará la Comunidad de Madrid y en otra, el Gobierno. Siempre serán técnicos y no políticos los encargados de transmitir las novedades.

La crisis del ébola no solo ha sido sanitaria, sino también de comunicación. La opacidad en la información, los mensajes contradictorios y la imagen de deriva ofrecida por el Ministerio y la Consejería han preocupado tanto a la Moncloa que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha decidido tomar el control.

Ayer se incorporó al gabinete de comunicación de la célula de crisis una segunda persona de confianza del Ejecutivo. Se trata de Ricardo Ibáñez, que fue director de comunicación de Interior con Ángel Acebes y gestionó la política informativa tras los atentados del 11-M.