Desde hacía tiempo, Arturo Ansón pensaba que en los fondos que había en el Camón Aznar, había obras "mal catalogadas", así que cuando se le planteó la oportunidad no se lo pensó. "Yo había soñado con reordenar este museo" y con este nuevo discurso científico se logra también "presentar la obra de Goya como yo pensaba que se debía hacer", con el de Fuendetodos como "centro neurálgico" pero también que mostrara obras de parientes amigos y rivales.

Y ahí es donde hay novedades en el Museo Goya. De las 508 que pueden verse, nada más y nada menos que 137 "han recibido alguna modificación", señaló Ansón. En concreto, 38 lucen una nueva catalogación absoluta; 60, nueva cronología; 33, nuevo título o explicación del significado de la obra y cronología; y 6, "cambio de título, porque no era procedente", por lo que, según el asesor del discurso expositivo, no solo hay "reinstalación sino revisión científica de los fondos".

Entre las piezas habrá de Juan Sariñena, Francisco Pacheco --el suegro de Velázquez, que era atribuida a otro familiar--, de Llanos Valdés, o de Jusepe Leonardo Chabacier, un San Isidro Labrador que en los fondos de Ibercaja estaba "como anónimo". Leonardo fue un pintor aragonés que desarrolló su vida en Madrid y que "lamentablemente murió joven y loco en el hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza". Chabacier pertenecía a la familia de los Leonardo de Argensola, cronistas de Aragón, y "no teníamos ninguna obra suya pero ahora ya la tenemos". Leonardo Chabacier pintó a San Isidro al poco de ser canonizado, con Vargas, su dueño cuando era labrador y con la vara con la que hizo los milagros.

De los fondos también se ha recuperado una obra que "se decía que podía ser de Alonso Cano y efectivamente es suya", otras de Martínez del Mazo, Berdusán, Pardiella, Ferdinand Bol; y un bodegón "que me había llevado por la calle de la amargura", reconoció Ansón, "y que he encaminado la autoría, ya que creo que es de Zurbarán joven o de Juan Fernández el labrador, "del que apenas se conocen obras suyas del 29 al 25. No se sabía donde se había formado y creo y mantengo la hipótesis de que se pudo formar en Llerena con Zurbarán.

También hay obras atribuidas a Lucas Villamín padre y que "son del hijo" o atribuidas a Francisco Bayeu, que son "de Ramón Bayeu, hechas en el taller de su hermano". Así que buscando buscando, el discurso crece logrando ofrecer una clase magistral al público.