Quemaban las naves en el Ayuntamiento de Zaragoza y el humo llegaba al Pignatelli y a la Aljafería. En los pasillos de la Cámara se respiraban los nervios, mientras el pleno de las Cortes transcurría ajeno a la realidad. Y en esa nube de ceniza, el Gobierno admitió por primera vez que quizás a final de año Aragón no tenga presupuesto, lo que obligaría a prorrogar el de este ejercicio, que es obra y gracia del PP.

El consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, fue el encargado de lanzar el mensaje. Tan revuelta está la política aragonesa, con esa conexión entre ayuntamiento y Gobierno, que todo se vuelve ya impredecible. Y ayer, cuando en la plaza del Pilar se rechazaron las tasas de Zaragoza en Común (ZeC) los plomos saltaron en el Ejecutivo. El titular económico, que hace poco decía que las cuentas del 2016 estarían a final de año, viró su discurso. El presupuesto podría no estar aprobado en diciembre, dijo. Pero avanzó que su objetivo es llevar el proyecto antes de las elecciones para que al menos haya un debate de totalidad en la que todos los grupos se "retraten". En todo caso, dijo que no habría una diferencia fundamental si se les da el visto bueno a principios de enero. Para Gimeno todo es relativo.

Eso sí, el veterano consejero mandó algún que otro recado. Se mostró esperanzado en que lo que ocurre en el Ayuntamiento de Zaragoza no termine repercutiendo en el Gobierno porque eso, en su opinión, sería "vieja política". Advirtió que el presupuesto autonómico aborda "cosas muy serias" como los servicios sociales, la sanidad o la educación. "Nadie va a truequear lo que pase en el ayuntamiento con lo que pase en la comunidad".

Gimeno avanzó su calendario para los próximos meses. Las turbulencias que sacuden al ayuntamiento y al Gobierno, unidas a las próximas elecciones y las complejas relaciones entre los partidos de la izquierda auguran un final de año tormentoso para el Ejecutivo autonómico. Por delante queda aprobar la Ley de Mantenimiento de los Servicios Públicos, el techo de gasto y el presupuesto. Los socialistas tienen asumido que la negociación de las cuentas del 2016 con Podemos será larga y exigirá abrir en canal el proyecto para incluir sus enmiendas. Así que materialmente no queda tiempo, teniendo en cuenta que hay de por medio una campaña electoral, que irremediablemente se traducirá en un parón político.

Y queda Podemos, que ayer volvió a advertir que el PSOE cada vez se aleja más de que la formación acabe apoyando el presupuesto. Lo verbalizó su líder, Pablo Echenique, que el lunes dejó claro que si los socialistas no respaldaban las tasas municipales, eso tendría sus consecuencias en las cuentas de la comunidad. Y ayer volvió a incidir en esta idea, pero sin cargar más las tintas. Nada de lo sucedido en el ayuntamiento ayuda a un pacto presupuestario entre PSOE y Podemos en las Cortes, pero Echenique no cerró ninguna puerta. Lamentó, eso sí, que los socialistas se estén "alejando cada vez más de la gente".

"Es muy difícil que viendo lo que está haciendo el PSOE podamos votar a favor de esos presupuestos, pero también es difícil tomar una decisión definitiva porque todavía no los hemos visto y no sabemos de qué texto estamos hablando", dijo Echenique, que volvió a insistir en que su formación será responsable.

El que no habló fue el presidente, Javier Lambán, que prefirió no añadir más leña al fuego. Hoy en las Cortes sí intervendrá. Quizás aclare algo sobre el incierto futuro de las cuentas.