Si no lo hizo ayer, aún tiene tiempo hoy de visitar los pasos en San Cayetano, donde la gran mayoría de las cofradías los han ido acomodando a lo largo de los cuatro días pasados. Le invito a tocar, con delicadeza, las grecas de los pasos e incluso a besar los pies del Cristo de la Cama. No solo hay pasos en San Cayetano, también puede visitarlos en San Felipe, San Pablo, San Nicolás de Bari, San Juan de los Panetes, Escolapios y Convento de MM. Agustinas de Santa Mónica. Si madruga un poquito puede visitar estos templos y prepararse para la salida, a las doce, de la procesión titular de las Siete Palabras.

Esta cofradía nos trajo, hace más de setenta y cinco años, el que se puede considerar mayor regalo para el sentido del oído, puesto que fue la cofradía que implantó los primeros tambores en nuestra Semana Santa, tradición que importó, lógicamente, del Bajo Aragón. Si no fuera por ella, nuestra Semana Santa no sería lo que es ni, desde luego, sonaría, de la manera que lo hace hoy en día. En aquel año de 1940 fueron doce tambores, en la actualidad, en una tarde como la de hoy, el Santo Entierro, serán miles de instrumentos los que saldrán.

Eso será esta tarde, pero por la mañana, como he dicho, a las doce, partirá desde San Cayetano la comitiva de las Siete Palabras, con la peana de las Siete Palabras y sus fantásticos pasos de la Tercera, Quinta y Séptima Palabra; a saber: "Mujer he aquí tu hijo- he aquí tu madre", " Tengo sed" y "Padre en tus manos encomiendo mi espíritu". Lo aclaro porque luego en la calle se oyen corrillos de gente intentando recordar sus clases de religión --con aquel catecismo naranja-- rememorando las Siete palabras de Cristo en la cruz y mezclándolas hasta con los siete pecados capitales.

Preciosa procesión y preciosa predicación en la plaza del Pilar, donde la cofradía se expande como un mar verde cubriendo su práctica totalidad, y entre medio de ese mar de capirotes surgen, como olas rompientes, las figuras de sus pasos. Creo que lo diré siempre, es un disfrute para la vista el maravilloso Cristo de Miñarro en esa escultural peana de la Séptima palabra.

La procesión volverá desde allí hasta San Cayetano y terminará justo un ratito antes de que varias cofradías realicen sus desfiles procesionales para incorporarse a la procesión del Santo Entierro. Estas cofradías, que tienen sus pasos en los templos antes mencionados, realizan unas cortas procesiones para ubicarse en las calles aledañas a la plaza de San Cayetano y esperar su turno para incorporarse a la procesión de procesiones, el Santo Entierro, que dará comienzo a las seis de la tarde.

Se le ha llamado la mayor concentración de bombos y tambores de España, se le denomina el Vía Crucis andante de España, el foco de interés turístico más importante de nuestra Semana Santa, pero para los cofrades y para los amantes de nuestra Semana Santa es el mayor acto de devoción, cariño y hermandad que haya sobre la faz de la tierra. Todas las cofradías de Zaragoza están hermanadas a la Muy Ilustre, Antiquísima y Real Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre de Dios de Misericordia, y ella tiene el "detalle" de invitarlas a su procesión, para acompañar al Cristo de la Cama. Para mí, como cofrade que soy, no hay mayor orgullo que formar parte de este momento secular.

Y media hora después de que el Santo Entierro recoja de nuevo al Cristo de la Cama en las entrañas de San Cayetano, convertido ya en un Sepulcro, sus puertas volverán a abrirse para que salga la procesión de la Soledad camino a San Felipe, para volver a San Cayetano un rato después. Con el último bombazo que la Hermandad de San Joaquín y de la Virgen de los Dolores dé en esta madrugada comenzará un sábado de silencio y recogimiento. Los sentidos dejarán paso a los sentimientos, Jesús ha muerto y ha sido enterrado, no se ve, no se oye, solo se siente su ausencia.

A las once de la mañana del Sábado Santo, desde San Pablo, las Esclavas acompañarán, rompiendo el silencio con el sonido de sus dos campanas de mano, a su austera Virgen de la Soledad hasta el Santo Sepulcro de San Nicolás de Bari, realizando el acto de la Soledad y volviendo a San Pablo. En las palabras de la presidenta de esta congregación, que este año celebra su ciento cincuenta aniversario, se encierra el sentido mismo de nuestra tradición. Carmen dijo hace nada que en su congregación se palpa el tacto de las manos que habían ido transmitiendo la devoción de las esclavas de madres a hijas.

El silencio se mantendrá hasta las nueve y cuarto de la noche, cuando la Real Hermandad de Cristo Resucitado salga de San Cayetano para dirigirse a la Vigilia Pascual en el Pilar. A esta celebración, culmen del año litúrgico, acuden representaciones de todas las hermandades y cofradías, así como, de la Junta Coordinadora. El Cristo Resucitado, dispuesto ya en su paso, preside la ceremonia colocado a la derecha del altar mayor. Concluida la Vigilia, procesionará hasta el Palacio Arzobispal y allí, los tambores, bombos y timbales sonarán, comunicando que Cristo venció a la muerte y resucitó. A la mañana siguiente aún lo pregonará con mayor fuerza.