En apenas un día, un visitante puede contemplar los grabados de Goya, conocer los rasgos de identidad de la ciudad romana sobre la que se asienta la actual Zaragoza, admirar el trabajo de Pablo Serrano y descubrir a las mujeres de Roma en un centro tan moderno como el CaixaForum. "La realidad es que toda esta oferta está convirtiendo a Zaragoza en una ciudad de arte", señala Nacho Escuín, el director general de Cultura del Gobierno de Aragón que tiene muy claro que la llegada de nuevos espacios beneficia a todos los demás: "Aquí nos complementamos todos porque la cultura no es competencia sino complemento".

Y es que la apertura del CaixaForum en junio del 2014 contribuyó a renovar el aire expositivo de la ciudad que vio como un centro que apostaba por grandes exposiciones combinado con ofertas más de ocio provocaba un movimiento de público que todos los centros han tratado de aprovechar. Pocos meses después, en febrero del 2015, Ibercaja reabría el Camón Aznar convertido en Museo Goya, inaugurado por Felipe y Letizia, lo que dio un paso más en la oferta de la ciudad ya que veía la luz un centro asociado al nombre del pintor de Fuendetodos que sirve de reclamo, sobre todo, para el turismo.

MUCHAS OPCIONES

"Es evidente que cada vez hay más visitantes en Aragón y es esencial que tengan una oferta cultural tan significativa para que tengan muchas opciones y puedan ver muchas cosas", indica también Escuín. En Zaragoza, en apenas un perímetro de tres kilómetros, el visitante puede recorrer la Ruta Caesaraugusta (Foro Romano, Teatro Romano, Termas y el Puerto Fluvial) y dejarse atrapar por las propuestas más contemporáneas del Pablo Serrano o del CaixaForum.

Todos los centros se han unido a la celebración del Día de los Museos así como lo han hecho a otras actividades de la ciudad como la Noche en Blanco. Así, lo que está claro es que la oferta expositiva en Zaragoza ha crecido exponencialmente tanto en calidad como, sobre todo, en variedad. Y la aportación de CaixaForum ha sido fundamental para que algo se moviera en la ciudad.

De hecho, el propio Pablo Serrano ha reorientado su camino con la reapertura de su terraza (con las medidas de seguridad reforzadas). En ella, se han programado desde lecturas poéticas hasta conciertos y futuros talleres de cocina con el objetivo claro de diversificar la oferta del museo y, sobre todo, de lograr atraer nuevos públicos que, "de otra manera, igual nunca irían a ver la exposición de Rafa Navarro. Con esto, nos garantizamos que pasen también por la muestra y crear esa atracción para futuras veces".

Junto a esto, próximamente se abrirá también la tienda y la librería del Pablo Serrano. Algo con lo que ya cuenta el CaixaForum (que funciona bien es cierto como aglutinador de ofertas de ocio cultural y abarca más allá que las propias exposiciones que aloja), así como con un restaurante en la última plaza y también curiosamente con una terraza, desde su apertura. "Es algo esencial que faltaba para que las cosas funcionaran mejor, o mejor dicho, para que funcionaran", afirma el propio director general Nacho Escuín.

La gran oferta está ahí. Ahora solo queda encontrar la fórmula para que el gran público abrace la propuesta expositiva de la ciudad como ya sucede en otros lugares. Lo cierto es que las cifras de visitantes tienden a crecer cada año. Habrá que esperar a ver qué sucede en este 2016.