¿Cuántas veces hemos escuchado que el Congreso refleja la pluralidad de España? Eslógan fantástico, igual que aquel de Hacienda somos todos (y que la Abogacía del Estado recordó en el ‘caso Nóos’ que es solo “un eslógan publicitario sin rango jurídico”). La realidad es que el Congreso es terreno vetado para los inmigrantes, ya que ninguno de los 4.601.272 extranjeros registrados en España pueden presentarse a las elecciones del 26-J ni votar. Pese a que un 13,3% de la población española (6.109.202) nació en el extranjero, solo 8 de los 350 diputados (2%) elegidos el 20-D habían nacido fuera. Estos diputados eran hijos o nietos de emigrantes españoles y llegaron a España siendo niños o muy jóvenes. Todos menos una mujer nacida de Uruguay, que logró la nacionalidad española por residencia tras permanecer ‘sin papeles’ muchos años.