Chicos que se sienten con el poder para decidir qué emoticonos debe (o no) utilizar su novia en los mensajes de WhatsApp. O que, si no les gusta, obligan a la chica a retirar la foto que esta tiene en su perfil de Facebook. Los jóvenes de hoy consideran "aceptable" y "normal" la denominada violencia de control en la pareja. "Antes, cuando no existían las redes sociales, era quizás más fácil localizar a aquellas personas que tenían estas actitudes, así como ambientes de violencia y acoso. Sin embargo, hoy en día eso es incontrolable", asegura Carmen Elboj, profesora de Sociología de la Universidad de Zaragoza.

El aumento de conductas machistas entre los jóvenes lo determinan también encuestas como la elaborada en el 2015 por el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) y la Secretaría de Estado de Igualdad, en la que se ponía de manifiesto que un tercio de los españoles de entre 15 y 29 años justifican que un hombre pueda impedir a su mujer trabajar, estudiar o relacionarse con otras personas. También en el 2015, la macroencuesta sobre Violencia contra la Mujer alertó de que un 25% de las jóvenes de entre 16 y 19 años habían sido víctimas, en algún momento, de acoso psicológico por parte de sus parejas.

El incremento de los denominados micromachismos es latente. "Entre los jóvenes está muy extendida la idea de que el control o los celos son signos de amor o de demostrar que la otra persona te importa mucho. Un chico mira cómo va vestida su novia y ve normal hacerle cambiar de ropa si lleva una minifalda, así como controlar con quién habla a través del móvil. Es un riesgo social muy extendido", asegura Elboj.

EL DOBLE 'TIC' AZUL

El doble tic azul de WhatsApp es un ejemplo de control. "Ya nos hablamos exclusivamente de los hombres, ya que cada vez lo ejercen más las mujeres. Hay chicos que viven como oprimidos porque no cumplen el requisito de ser el machito de turno", añade.

¿Qué explica ese retroceso en los derechos de la mujer, después de décadas de lucha por la igualdad? "La raíz de todo esto está en la socialización. Hay un problema de base. Cuando uno se cría y se mueve en un entorno donde estas situaciones se dan como normales se interioriza ese patrón y se crece creyendo que es habitual", cuenta Elboj.

Esta experta alude a lo que denomina: el espejismo del ascenso. "Las chicas se piensan que si se enrollan con el típico chuleta van a ser más cotizadas. Y la cuestión es que debería ser al revés. Si en tus primeras relaciones te ponen una etiqueta, luego es muy difícil quitarla", explica.

También se trabaja en muchos centros educativos el club de los valientes, que es aquel que destaca y valora a quien denuncia una situación de acoso. "Muchas veces se le condiciona por ser un chivato, pero es lo contrario, es un valiente", apunta Elboj.