El periodista y escritor Gregorio Morán analizó ayer en el centro Joaquín Roncal de Zaragoza la crisis de los medios de comunicación en el contexto del independentismo catalán. La jornada fue organizada por la Asociación de Directivos y Ejecutivos de Aragón (ADEA).

-¿Se puede anticipar lo que pasará en Cataluña las próximas semanas?

-No se puede intuir nada. Me imagino que seguirá durante un tiempo la huelga más o menos general en medio de dos posiciones enrocadas. Ahora no hay ningún elemento nuevo que facilite ninguna salida. Las cosas ya han llegado a un punto muy excesivo.

-¿La movilización popular en las calles dificulta la solución?

-Es algo difícil de gestionar. El domingo todo el mundo quedó descontento. Además, aunque yo lo veo lejano, existe un verdadero riesgo de ruptura.

-¿Por la inacción de Mariano Rajoy o por la insistencia de Carles Puigdemont?

-Evidentemente es por la acción de Puigdemont. Es el que ha realizado todas las declaraciones que han llevado a esta situación.

-¿Cuánto han contribuido los medios de comunicación en Cataluña a provocar esta situación?

-Lo han hecho de una forma importante. La mayoría de esos medios y muchos de sus analistas son vicarios y dependientes de la Generalitat. Una encuesta en este momento sobre la prensa y los medios daría que el sentimiento independentista no se corresponde con una radiografía de la comunidad. Los medios catalanes no reflejan la realidad social.

-Fue despedido de La Vanguardia por ese motivo, ¿ya le han dado explicaciones sobre su salida?

-Nadie me ha dicho nada. Llevaba escribiendo en el periódico más tiempo que los jefes actuales. Pero se han vuelto unos conversos al catalanismo. Ahora confío en escribir en algún digital. Los medios tradicionales en Cataluña me están vedados.

-¿Qué opina sobre la cobertura del pasado domingo?

-El referéndum no se cubrió nada bien. Que uno de los puntos de mayor atención durante la jornada fuera el partido del Barcelona reflejó la falta de calidad del periodismo.

-¿Está en riesgo la libertad de prensa en Cataluña?

-Está en riesgo en toda España. Lo que pasa es que la libertad en Cataluña está en una situación crítica. Existen causas empresariales e ideológicas. Los medios ahora dependen casi todos de la Generalitat y sus subvenciones públicas.

-¿Qué piensa sobre los debates exaltados que se producen en las redes sociales?

-No soy un seguidor atento. Pero han pasado de ser un recurso a mostrar la enfermedad de esta sociedad en la que cualquier gilipollas puede decir la primera tontería que se le ocurra. Antes eso se quedaba en la puerta de los váteres en las que solo se entraba de uno en uno.

-Fuera de Cataluña se ve de una forma muy crítica la posición de TV3, ¿cuál es su opinión sobre la tele autonómica?

-Es un terreno absolutamente vedado para mí. Un ejemplo de lo que sucede se pudo comprobar no hace mucho. Un periodista de este medio se subió a patear un coche de la Guardia Civil. Él ha dicho que ha sido el acto profesional más brillante de su carrera. Si tenemos en cuenta lo que eso significa sobre su profesionalidad tenemos una radiografía del país y de la locura en la que nos hemos metido.

-A raíz de investigaciones periodísticas y policiales se ha destapado la corrupción de parte de la derecha nacionalista catalana. ¿Cómo explica que los herederos políticos de CIU sigan pilotando el proceso soberanista?

-No solo no hay un rechazo, sino que a la familia Pujol todavía se la trata con gran benevolencia. Un diputado de la CUP se sacó su sandalia y se la enseño a Rodrigo Rato. Pero cuando fue a declarar Jordi Pujol lo invitaron a comer. Existe un compadreo clarísimo.

-Existe la creencia de que solo con dimisiones se podrá superar la actual situación... ¿por qué vía optaría usted?

-No existe una solución unívoca. Lo que ha pasado hasta ahora es muy difícil de reconvertir. El famoso referéndum pactado sería una posición cercana al independentismo y después de lo ocurrido el clima es muy favorable a estas posiciones. Habría que tener en cuenta que existe una gran diferencia entre las exigencias de la sociedad y de los medios de comunicación. Las famosas minorías silenciosas en Cataluña son silenciadas. Existen presiones y amenazas que producen un mundo al revés. Los que lo tenemos más jodido somos los que consideramos que no existe una bandera que nos represente.