Las cuantiosas precipitaciones registradas en los dos últimos meses han devuelto el pulso y la alegría a los fabricantes de maquinaria agrícola. El sector ha dejado atrás dos duros años de bajas ventas como consecuencia de la severa sequía que ha sufrido el campo y afronta con las máximas expectativas la Feria Internacional de la Maquinaria Agrícola (FIMA), que comienza el martes en Zaragoza y se prolongará hasta el próximo sábado. «Estas lluvias ha sido milagrosas para todo el sector y gracias a ello la FIMA se prevé que sea un éxito absoluto», aseguró ayer a este diario Alfonso Tajada, gerente de la empresa aragonesa Agromet y presidente de la Asociación Nacional de Maquinaria Agropecuaria Forestal y de Espacios Verdes (Ansemat).

Aragón juega un papel destacado en esta industria. Además de ser el epicentro del mayor salón expositivo sobre este negocio que se celebra a nivel nacional y europeo, es la segunda comunidad autónoma en cuanto a número de fabricantes se refiere (en torno a 40 empresas), siendo solo superada por Cataluña. Además, la presencia de estas compañías está muy repartida por todo el territorio.

Hasta hace dos meses la situación del sector era complicada porque la persistente falta de agua había frenado la compra de maquinaria. «La sequía es el factor más importante en una decisión de compra de maquinaria agrícola», apuntó Tajada. Sin embargo, las tornas han cambiado a mejor gracias a las últimas lluvias y las previsiones comerciales para este año son ahora positivas. «Si llueve hay mercado y vida, si no estamos todos muertos», sentenció el presidente de Ansemat.

Las ventas de maquinaria agrícola subieron un 10,76% en España el pasado año, con 37.672 unidades comercializadas, gracias en buena medida al plan Renove del Ministerio de Agricultura, que concedió ayudas a 607 agricultores por un importe total de 4,664 millones de euros. Aragón, pese a captar el 20% de estos incentivos, registró una caída de ventas del 13,7%, hasta las 226 unidas, lo que pudo deberse a la mayor incidencia de la sequía.

La digitalización y el auge de cultivos leñosos -como la viña, el olivo en seto, el pistacho o el almendro- y de alimentos de moda -la espelta ola quinoa- marcan las tendencias del sector, donde pierde fuelle la producción tradicional de cereales.