«Hemos ganado bastante con la peatonalización, Estamos contentos. Basta con ver la gente que hay a todas horas», asegura Patricia Martín, una joven dependienta que regenta junto a su padre la Platería Luis Martín Blasco. Este negocio tradicional y familiar está situado en el número 14 de la calle Alfonso I, esquina con plaza Sas, donde luce una vetusta estampa que retrotrae a tiempos pasados.

«Parece mentira que hayan pasado ya 17 años... Me cuesta recordar cómo era la calle antes con coches», rememora, al tiempo que se muestra convencida de que la reforma ha sido un «éxito». «Ha ganado mucha vida», añade.

La joyería tiene a sus espaldas más de 100 años de historia, como bien reza su lema A su servicio desde 1896. El establecimiento resiste el empuje de las franquicias comerciales, que se han colonizado esta céntrica vía, pero desde esta platería atribuyen esta tendencia al encarecimiento de los alquileres que trajo consigo el fin de los arrendamientos de renta antigua de locales, que se produjo en el 2015 y obligó a renegociar los contratos con los propietarios.

«Los comercios tradicionales no podemos igualar lo que las franquicias pueden ofrecer por los alquileres. Por eso muchos acaban cerrando», se lamenta la vendedora, pero desvincula este situación de la metamorfosis que experimentó la vía en el año 2001 al quedar cerrada al tráfico rodado. «Es un problema gordo porque ha hecho que la calle pierda parte de su esencia, pero no es por culpa de la peatonalización, a la que solo veo cosas positivas», asegura. j. H. P.