Los partidos que optan a la Alcaldía de Zaragoza en las próximas elecciones son incapaces de hablar de futuro sin enfangarse en el barro del pasado. Hablar de La Romareda les devuelve a unos al 2006, hablar de municipalizaciones, a los duros últimos cuatro años, y del ICA... al año que mejor le convenga a sus siglas. El debate que celebró ayer EL PERIÓDICO con los candidatos de PP, Jorge Azcón; de ZeC, Pedro Santisteve; del PSOE, Pilar Alegría; de Ciudadanos, Sara Fernández; de CHA, Carmelo Asensio; y de Podemos-Equo, Violeta Barba, podría haber sido, perfectamente, un pleno cualquiera de la actual corporación.

Con crispación y momentos de tensión por momentos, eliminar el requisito de los tiempos les hizo soltar amarras y hablar más claro. Pero del pasado, reciente o lejano, con más claridad que de futuro, como les requería, constantemente, el moderador del debate y director del diario, Nicolás Espada. Parecían más interesados en repartirse las culpas que en proponer soluciones.

Aunque lo cierto es que la posición de partida en algunos asuntos de calado se define poco a poco en el tablero político de cara al próximo 26-M, por aritmética pura como con la línea 2 del tranvía que, para no ser un tema ideológico -todos lo pedían-, es la frontera perfecta entre la derecha y la izquierda municipal. También lo fue la primera, en el 2009, y ahí está circulando.

Pero también La Romareda, que parece entrar en los planes de casi todos de repente, o la cultura y las fiestas del Pilar, que se antoja, a la vista de lo que todos ellos dijeron, como el único posible nexo de unión en la próxima corporación, aúna voluntades, con mayor o menor ambición quieren apuestas de calado, un pacto de envergadura por la cultura y por el potencial de la ciudad.

La diferencia es si será una prioridad o no a partir del 27 de mayo. Pero harán falta pactos y ahí es donde Alegría sigue sin deshojar la margarita. «Primero que hablen los ciudadanos y luego hablaremos nosotros», respondió. La izquierda, con CHA y Podemos más incisivos en preguntarle, y el PP en la derecha insistían en si un acuerdo PSOE-Cs es posible. Pero ni la socialista se mueve de su silencio ni la candidata de la formación naranja se suelta del habitual baile, como sifueran el dúo de Pimpinela, con el líder conservador. Todo sigue abierto y al PSOE le da para decir que «esto va de las tres derechas o del PSOE». Sí, ¿pero con quién?

Municipalizaciones

El debate sobre las municipalizaciones fue uno de los más tensos y que sacó a relucir una de las diferencias que existen entre el PSOE y el tándem ZeC-CHA al que, en este asunto, se une Podemos, a favor de internalizar servicios. Para Alegría se trata de una discusión «engañosa» porque la mayoría de los servicios municipales son de gestión directa.

Internalizar la contrata del bus o la de parques y jardines, como proponen ZeC y CHA, exigiría «duplicar la plantilla municipal», según Alegría, que aseguró que el consistorio tiene otro problema más urgente, y es que en la próxima década se jubilará el 10% de la plantilla. Santisteve se mantuvo firme pese a no haber logrado sacar adelante ninguna, pero está convencido de la gestión de la movilidad y la anergía tiene que ser directa tras años en los que «la socialdemocracia ha jugado a privatizar».

Asensio se mostró más prudente y propuso que, seis meses antes de que caduque el contrato se estudie cuál es la mejor forma de gestión donde la decisión no tendrá que ver con la rentabilidad. «No podemos caer en el argumento de la derecha. Hay que buscar la calidad», declaró.

Podemos no se quedó solo en la idea de que hay que recuperar servicios, sino que fue más allá y propuso ampliar los servicios. «Hay que avanzar hacia la creación de otros como una funeraria que sirva para abaratar los costes», explicó.

Por su parte, Fernández negó que Cs se oponga a las municipalizaciones y manifestó su predisposición a debatir sobre el tema e incluso apoyar la propuesta pero siempre que «exista rentabilidad económica y social». El conservador Azcón siguió la estela de su partido y apostó por las colaboraciones público-privadas.

El tranvía y la movilidad

Que el tranvía genera debate es una constante pero a la hora de posicionarse en la movilidad parece siempre la única discusión. Al menos nadie se esconde en ambigüedades: la izquierda sí, la derecha, no. Y todos piden no usarlo como arma ideológica. La socialista Pilar Alegría apeló al «consenso político», aunque sea en una acuerdo de «mínimos», y para Santisteve, Asensio y Barba este es un proyecto prioritario «impepinable», pero ese perdían en el modelo de gestión. Para ZeC es obligatorio ir a una empresa 100% pública, y para el resto es evidente que la gestión mixta, la colaboración público-privada es la única manera posible.

Entonces el debate derivaba en otro, el de la deuda. «El problema es explicar cómo pagar 234 millones de euros siendo el ayuntamiento más endeudado de España y tiene prohibido ir a los bancos», introducía Azcón, que aprovechó para recordarle a Alegría que la DGA a la que aún pertenece adeuda a Zaragoza «39 millones de la primera», el mismo reproche que le hizo Barba a la todavía consejera del Ejecutivo de Javier Lambán. Santisteve reaccionaba replicando que su Gobierno ha reducido la deuda en 300 millones, y el nacionalista Asensio le apuntillaba diciendo que lo ha hecho «dejando de gastar 162 millones en inversiones». Y Sara Fernández entonces proponía dejar la línea 2 para cuando deje de ser «inviable económicamente», aunque vio «lógica» su construcción como solución al eje de alta capacidad del este a oeste. Pero, cuando se pueda financiar, quizá haya otra opción.

Lo que parece que sí les une es la necesaria reordenación de líneas del bus, que no sea el «pagano» de ese tranvía, y solo discrepan en cuándo acometerla. Para la candidata de Cs esto se puede afrontar ya, sin esperar a la línea 2, y para Azcón es más prioritario incluso que el tranvía. Pero para la izquierda, llegará de la mano del otro proyecto este-oeste, que no tiene por qué esperar.

ICA y otros impuestos

Conocer las propuestas fiscales de las formaciones fue prácticamente imposible. Inmersos en una bronca sobre el ICA y la responsabilidad que tienen cada uno, solo CHA y Podemos dieron pistas. Asensio dijo claramente que están a favor de reducir al mínimo el gravamen del IBI y, esa pérdida de ingresos, compensarla subiéndole el IBI diferencial a las grandes empresas, y Barba apostó por la redistribución fiscal de manera que pague más el que más tiene. Y hasta aquí se puede leer porque Barba mencionó la palabra mágica y la discusión sobre el ICA se convirtió en un cruce de acusaciones que cerró Alegría recordando que este impuesto «emana de una ley del Gobierno de Rudi», un golpe que Azcón recibió con sorpresa y que no se esperaba.

Este tema se convirtió en un duelo cara a cara entre Alegría y Barba. Entre otras cosas porque se emana de algún lado es de la DGA, donde ambas han estado estos cuatro años. La socialista acusó a Podemos de rechazar la propuesta de reforma de su formación «por intereses electorales», algo que Barba negó con la cabeza. Ahí no quedo la cosa porque la alcaldable por Podemos tiró de hemeroteca para aludir a que en el 2016 su formación presentó una enmienda en las Cortes para derogar el ICA y «PSOE, PP, Cs y CHA votaron en contra», por lo que no salió adelante. Reiteró, como era de espera, que se trata de un impuesto injusto que afecta a los ciudadanos y al pequeño comercio y que si no se actúa puede subir hasta un «120%».

Para Alegría, lo que no puede hacer una formación política es llamar «a la insumisión fiscal» como hicieron Podemos y ZeC.

La Romareda, ¿se reforma?

Uno de los temas que no ha afrontado el Gobierno de ZeC ha sido la reforma del campo de fútbol, aunque ayer el alcalde sí que habló claro: «El ayuntamiento no tiene 30 millones para arreglar la Romareda», afirmó Santisteve, que, por otro lado, sí cree que puede afrontar el coste de la línea 2 del tranvía. El único partido que no dijo si hay que adecuarla o hay que construir un nuevo estadio fue el PP. Azcón se dedicó a preguntar al resto de formaciones cómo costearán un futuro actuación en lugar de informa sobre la propuesta de su partido.

En este aspecto, PSOE, Podemos, ZeC, y Cs coinciden en que hay que reformarla pero que debe hacerse con la implicación del club y con la colaboración público privada. CHA fue el único partido que se mostró predispuesto a construir uno nuevo en el mismo emplazamiento. También en este caso con participación público-privada. Anclados en proyectos del pasado y redactados hace años, todos optaron por adaptarlos a la actualidad del momento, pero no en diseñar uno nuevo.

Un pacto cultural es posible

La cultura es quizá lo que más une a los candidatos. Todos tienen propuestas y, curiosamente, no colisionan. Gusta la idea de convertir a Zaragoza en la ciudad de Goya, «como Málaga es de Picasso», dijeron varios, y de diseñar un evento cultural de referencia en la ciudad, propusieron PP, PSOE y Cs. Alegría incluso planteó un gran pacto por la cultura en los próximos cuatro años, igual que Barba, pero «tomando como referencia el trabajo de la candidatura de la Capitalidad del 2016 -en la que trabajó Fernando Rivarés, ahora en Podemos-Equo-, o convertir a la ciudad en «sede fija de los Premios Forqué». Para Santisteve la apuesta es más «barrial», dijo, y abogó por unas fiestas del Pilar como «el gran festival de festivales del sur de Europa» al que «cambiar el modelo de divertimento».

Solo él defendió que sin Párking Norte: «No podemos encerrar a 40.000 chavales como si fueran borregos en las afueras», dijo. Los demás hablan de redefinir el modelo de fiestas, pero sin dar pistas de qué manera hacerlo. Dedicaron más tiempo a hablar del caos de las pasadas fiestas, de la división entre los peñistas o de la quiebra técnica a la que se ha llevado a Zaragoza Cultural. Sin embargo, la idea de atraer actuaciones de renombre o impulsar un festival de verano parece una idea que gusta. Y al PP, la de hacer de la plaza del Pilar en un escenario constante.