Las esperanzas de Pablo Iglesias para forzar a Pedro Sánchez a abrirse a un gobierno de coalición a nivel estatal estaban depositadas en el 26-M. El secretario general de Podemos parecía querer poner encima de la mesa de negociación todo su poder local y autonómico para lograr entrar en el futuro ejecutivo del actual presidente en funciones. Sin embargo, el descalabro de los morados a nivel europeo, autonómico y local, le deja ahora con muy pocas cartas que ofrecer al líder socialista.

El político madrileño aspiraba a ser clave en determinadas regiones para ofrecer gobiernos autonómicos a los del puño y la rosa. No obstante, el escrutinio de los votos no dejó un panorama favorable a los morados que perdieron peso en las doce comunidades autónomas -el mayor descalabro fue en la Comunidad de Madrid ante Íñigo Errejón-.

Aun así, la aritmética parlamentaria podría hacer indispensable los votos de Podemos en La Rioja, Asturias o las Islas Baleares para propiciar gobiernos del PSOE.

LAS ASPIRACIONES

Las aspiraciones de Iglesias para construir un Ejecutivo junto a Sánchez también se alejaron después de que este, tras conocer los resultados, se dirigiera al presidente de Cs, Albert Rivera, para pedirle que quitara el «cordón sanitario» que le impuso al PSOE y se lo pusiera a la extrema derecha de los de Vox.

Un viraje del presidente Pedro Sánchez que podría buscar un acuerdo con los liberales para lograr salir investido presidente en primera vuelta, superando de esta manera la mayoría absoluta con holgura.

Las ciudades del cambio, el principal argumento de los morados para defender su buena gestión económica, sufrieron un duro varapalo. Podemos y sus confluencias perdieron Madrid, Barcelona, Zaragoza, Santiago de Compostela, La Coruña y Ferrol. Tan solo, José María Gonzalez, Kichi, conservó con holgura el consistorio de Cádiz. Una victoria agridulce para Pablo Iglesias que ve como la corriente Anticapitalista se refuerza dentro del partido.

El tercer golpe de la noche llegó junto a las urnas europeas. Iglesias se enfrentó hace cinco años a las elecciones al Europarlamento dando la campanada con cinco diputados -sumados a los de Izquierda Unida (IU) tenían 11 representantes-. Ahora, la unión de los dos partidos, bajo el nombre de Unidas Podemos cambiar Europa, ha perdido seis de sus escaños europeos y más de 600.000 votos.

Ahora, de nuevo, vuelve a ponerse sobre el tapete la idoneidad de la coalición entre el líder de los morados, Pablo Iglesias, y el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón. Para los críticos, estos resultados parece que les están dando la razón.