El mensaje principal de Pedro Sánchez en esta campaña fue sencillo. «Hay que rematar la faena del 28 de abril». Su deseo, sin embargo, no se cumplió por completo. El PSOE arrasó en las elecciones europeas (obtuvo 20 escaños y siete millones de papeletas, el doble que hace cinco años) y también en las municipales: un 29,38% del total de votos, frente al 22,18% del PP. También, pactos mediante en la mayoría de los casos, se encuentra cerca de conservar las comunidades que ya gobernaba, mejorando sus resultados en todas ellas, de Baleares a Asturias, pasando por Castilla-la Mancha y Extremadura. Pero se quedó lejos de forzar la salida de los conservadores en territorios como Castilla y León y Murcia.

Y por último, lo más importante: la Comunidad de Madrid. Sánchez se ha volcado en la autonomía durante las últimas dos semanas (seis actos, muchos más que en ninguna otra) y su gran apuesta pasaba porque Ángel Gabilondo se convirtiera en el nuevo presidente. Al cierre de esta edición, con el 80% de los votos escrutado, Gabilondo, como hace cuatro años, se quedó cerca de alcanzar el poder, pero no lo logró, dejando un sabor amargo en la dirección socialista, al que hay que sumar la vuelta del PP al ayuntamiento de la capital.

Pero Sánchez evitó centrarse en algún resultado durante su valoración. «El PSOE se ha confirmado como la primera fuerza política de largo. Los españoles comparten el diagnóstico y las recetas que estamos planteando desde el Gobierno de España. Y ahí vamos a seguir», dijo el presidente, que no ha realizado ninguna rueda de prensa desde su triunfo en las generales, durante una comparecencia en la que no admitió preguntas. El líder del PSOE pasó entonces a dirigirse al PP y a Ciudadanos. Sobre todo a los naranjas, para que no pacten con Vox en municipios y autonomías (en Aragón, una triple alianza de la derecha puede desbancar al socialista Javier Lambán) y también para que se abstengan en su investidura como presidente del Gobierno.

«Quiero hacer una reflexión -dijo Sánchez-. En aquellas administraciones en las que la primera fuerza política no pueda gobernar, será porque el PP y Cs pactan con la ultraderecha. La voluntad planteada por los españoles de avanzar, de no involucionar, es una responsabilidad que le incumbe al PP y a Ciudadanos. No va a ser entendida en Europa por parte de los conservadores y liberales. Apelo a la responsabilidad del PP y Cs. Es hora de que se levante el cordón sanitario al PSOE y de apartar a la ultraderecha».

LA INVESTIDURA

Pero los socialistas ven imposible que el partido de Albert Rivera se abstenga ante Sánchez. Aun así, el resultado de este domingo, con el PP salvando los muebles, también les permite mirar con optimismo esta legislatura, ya que llevaban días anticipando que si Cs se quedaba cerca de los conservadores, extremaría su oposición en el Congreso, empujando a Sánchez a un Gobierno de coalición con Podemos. También Pablo Iglesias tiene ahora menos fuerza a la hora de defender esta fórmula, ante los pobres resultados de su partido. El desenlace en las europeas, por último, permite a Sánchez coronarse como el líder socialdemócrata más importante de toda la UE, muestra a las claras que no hay ningún partido ahora mismo capaz de competir con el PSOE en votos en España y acerca al candidato, Josep Borrell, a un puesto en la próxima Comisión. Ese es el compromiso que el presidente en funciones adquirió con el todavía ministro de Exteriores. No se quedaría como líder del PSOE en la Eurocámara sino que entraría a formar parte del Ejecutivo.