Más ágil y flexible, pero también más incierta. La movilidad está cambiando en las ciudades y Zaragoza no es una excepción. Allí, los patinetes, junto a las bicis, son el máximo exponente de una forma de desplazarse que está generando nuevos códigos de convivencia con el peatón. Todo, con una normativa que pronto cambiará y un Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) paralizado. Lo que es seguro es que, de momento, no habrá más carriles bici.

«La ordenanza, si eres ciclista y estás un poco atento, la conoces. Me parece una tontería que los patinetes no puedan ir por la acera porque si se va a una velocidad normal, podría ser un peatón perfectamente», afirma Jesús, un joven usuario de este servicio compartido en la capital aragonesa. Además, reflexiona sobre el firme: «Falta seguridad, deberían mejorar los carriles bici y las calzadas si quieren que los patinetes vayan por ellas».

Este punto de vista difiere en alguna medida del de Carlos, otro joven que se desplaza en patinete, en este caso, particular: «La acera para peatones, la calzada para los coches y patines, en el caso de que sean a calles de una dirección a 30 kilómetros por hora, y los carriles bici para patinetes y bicicletas», afirma.

«Lo que encuentro es un vacío legal en el caso de las calles y avenidas principales que conectan zonas de la ciudad que tienen muchos carriles, se circula a 50 kilómetros por hora y carecen de carril bici», señala. «¿Qué haces entonces? Me molesta mucho tener que bajarme e ir a pie al no saber a qué atenerte», destaca.

Donde no observan ningún limbo es en el colectivo Acera Peatonal. Su portavoz, Fernando Navarro, es claro: «Había una instrucción de la DGT que decía que eran vehículos, por lo que no pueden ir por las aceras y zonas peatonales», señala sobre el periodo anterior a la norma. «Dejaron que la gente circulase por las aceras hasta que finalmente hicieron la ordenanza, que fue la instrucción de Tráfico; son vehículos y por aceras y zonas peatonales no podían ir», recalca. «Les pediría que dejasen claro eso y que el aparcamiento no se pueda realizar en ningún caso en aceras, que son para uso peatonal, no para aparcar vehículos», añade.

Precisamente, sobre el aparcamiento tiene un enfoque distinto Jesús, que ya que sobre el estacionamiento piensa que es «una buena medida» promocionar puntos fijos, como lo hace Circ, aunque también observa que «pierde la gracia»: «Si tienes que aparcar en un lugar fijo, ya no es tan cómodo. Pierde bastante ventaja», concluye.

Navarro insiste en el problema del aparcamiento que, a sus ojos, no es exclusivo de este medio de transporte: «Hemos visto que el asunto del patinete ha servido para que mucha gente vuelva a abrir los ojos sobre algo que, desgraciadamente, quizá nos habíamos acostumbrado, que era ver bicicletas por las aceras».

No obstante, esta forma de desplazarse tiene para sus usuarios múltiples ventajas. Carlos considera que es «una manera sencilla, rápida y cómoda de ir de punta a punta en poco tiempo». También ve sus ventajas en lo económico, sobre todo al patinete particular: «Si echamos cuentas, con el tiempo sale mucho más económico que el transporte público, incluso que los patinetes de alquiler». Precisamente, Jesús, usuario de este servicio, considera que es «caro» y prefiere la oferta de las bicicletas, que ofrecen un plan más ajustado.