La pasada semana, en las principales ciudades aragonesas tuvo lugar la Semana Europea de la Movilidad que terminó, como otros años, con la celebración, el día 23 de septiembre, del Día mundial sin coches como forma de impulsar los desplazamientos urbanos a pie, en bicicleta o en cualquiera de las variantes de transporte público o compartido dados sus beneficios para la salud y el medio ambiente.

No es nueva esta preocupación por hacer frente a las consecuencias del cambio climático, ni la sensación de urgencia que en los últimos tiempos se está instalando, fundamentalmente en los sectores sociales más jóvenes y comprometidos. El profesor Carmelo Marcén, en un reciente artículo recordaba cómo una joven canadiense, Severn Suzuki, se dirigió a las autoridades políticas y sociales reunidas en la Cumbre de la Tierra de Sao Paulo de 1992, en nombre de las generaciones futuras, para hacerles comprender que era urgente poner en práctica soluciones que frenaran las emisiones de gases de efecto invernadero que estaban generando un preocupante cambio climático.

Ya ha llovido desde entonces y muchas otras conferencias y cumbres se han celebrado. Mucho se ha hablado del Protocolo de Kioto de 1997 o de los acuerdos de París del 2015 sin que, por contra, podamos decir que la implantación de sus medidas haya llegado a ser prioritaria en las agendas de los líderes políticos y sociales, como nuevamente las generaciones más jóvenes de este 2019 nos recuerdan -pensemos en la Plataforma Viernes por el Futuro y en la joven activista Greta Thunberg, entre otras-.

No obstante hemos de mantener la esperanza y confiar que la Cumbre sobre la Acción Climática que se celebró en Nueva York el lunes 23 para acelerar la implementación del citado Acuerdo de París en áreas como la transición global hacia energías renovables, el impulso a infraestructuras y ciudades sostenibles y resilientes, la agricultura, bosques y océanos ordenados de manera más sostenible, el desarrollo de políticas que favorezcan la adaptación a los cambios climáticos y la convergencia de la financiación pública y privada con una economía de emisiones netas cero, no sea un paso en falso si no que como manifestó el enviado especial de la ONU a dicha cumbre esta no sea una cumbre de discursos, sino «una cumbre enfocada a identificar acciones concretas».

Para forzar este compromiso, con el objetivo de que todos los países alcancen en el año 2050 la neutralidad de carbono (que la cantidad expulsada a la atmósfera sea igual a la capturada) consiguiendo reducir el incremento de temperatura global del planeta, desde la Plataforma de Juventud por el Clima, se ha promovido una Huelga Climática Global que, en España, se ha convocado para la jornada de hoy y está secundada por más de 100 organizaciones ecologistas, cívicas y sindicales con el objetivo de que se declare una emergencia climática que obligue a cambios estructurales en el actual modelo de producción y consumo que nos está abocando al desastre medioambiental.

Desde el Justiciazgo queremos sumarnos a los objetivos perseguidos por la Cumbre y las movilizaciones convocadas recalcando, una vez más, que la anhelada transición, -tal como destaca el manifiesto- «se tiene que realizar con justicia social. En el caso de los territorios y trabajadores y trabajadoras afectados es preciso adoptar medidas para asegurar empleos alternativos en sectores sostenibles...» Es obvio que estoy pensando en nuestras Cuencas Mineras, pero no solo en ellas ya que lo verdaderamente importante es que entre todos seamos capaces de lograr el compromiso con una transición justa que no deje a nadie atrás y que garantice un ecosistema saludable a las generaciones futuras.