La presión de la patronal y los partidos de la oposición, incluso alguno dentro del cuatripartito, está llevando al Gobierno de Aragón a reavivar un proyecto que parecía arrumbado, la travesía central del Pirineo, hasta ahora tenida por inviable económica y medioambientalmente. La faraónica infraestructura ha ido resurgiendo en el debate político aragonés en las últimas semanas, y ayer el presidente aragonés, Javier Lambán, volvió a sacarla a la palestra en su discurso del plenario de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP), en Jaca, ante los socios del ente transfronterizo. Coincidiendo, además, con la reivindicación del corredor mediterráneo en el Levante. Todo ello en un traspaso de poderes de la CTP en la que se acordó no hablar de soberanismo ni tiranteces.

Lambán mantuvo el mensaje que ya expresó en el último pleno de las Cortes. Esto es, que la infraestructura llegaría cuando el Gobierno español y la Unión Europea se avinieran a financiarla, que no sería antes del 2030, tal y como están estructuradas las convocatorias de fondos. Lambán consideró que, con el avance en la interconexión europea y el tráfico mercantil, tarde o temprano los pasos por Cataluña y el País Vasco no serán capaces de absorber el tráfico y habrá que repensar esta infraestructura.

VIABILIDAD

Por ahora el Gobierno de Aragón se centra en proyectos viables, como el corredor cantábrico-mediterráneo y la reapertura del Canfranc. Un proyecto que agradeció al presidente de la región francesa de Nouvelle-Aquitaine, ausente en Jaca.

El francés delegó en su consejero regional, Mathieu Bergé. De hecho, para ser un órgano tan importante como todos los implicados hicieron ver en el congreso, ningún presidente, salvo Lambán, acudió al plenario de la CTP. Por Francia acudieron Bergé y su homóloga en la región de Occitaine-Pyrénées, Pascale Peraldi; por el País Vasco, el secretario general de Presidencia, Jesús Peña; por Navarra, la consejera de Relaciones Institucionales, Ana Ollo; por Andorra, la ministra de Asuntos Exteriores, María Ubach y por Cataluña, la consejera de Presidencia y portavoz, Meritxell Budó.

No se produjo la jugosa fotografía de Javier Lambán dándole el relevo de la presidencia de la comunidad de trabajo al presidente de la Generalitat. Y con la representante de Cataluña hubo tan buena sintonía oficial que ambos comunicaron, en la rueda de prensa posterior, que no iban a responder a ninguna pregunta que no fuera estrictamente sobre la CTP.

Con ello, lo máximo que llegó a decir Budó es que una hipotética independencia de Cataluña «no tiene nada que ver» con el funcionamiento del ente, entre otras cosas porque este «abarca más de un estado». Es una organización «transfronterera», catalanismo con el que se refirió constantemente a «transfronteriza».

Lambán, por su parte, rehuyó comentar sus últimas «asperezas» con la comunidad vecina, como cuando declaró hace apenas tres días que no veía necesario ser una nación para «exaltar la sardana y la Virgen de Montserrat». Apuntó a los medios que esas declaraciones se produjeron en un «contexto» determinado, y no se encontraba en ese contexto en la jornada de ayer.

BAJA INTENSIDAD

Con ello, la tensión entre los representantes de las comunidades vecinas se quedó en una serie de referencias más o menos intencionadas en sus discursos del plenario. Como dos padres divorciados que se lanzan pullas pero se esfuerzan en no montar un número ante los invitados a la boda del hijo común.

Budó fue algo más explícita, al mencionar, al inicio de su intervención -la última del plenario-, que les hubiera gustado que estuvieran en Jaca algunos integrantes del anterior Gobierno de la Generalitat que están «en prisión o en el exilio». Por lo demás, señaló que la presidencia de la Comunidad de Trabajo de los Pirineos, junto con el Plan Europa que aprobó recientemente la Generalitat, contribuirá a impulsar «la presencia e influencia de Cataluña» en Europa, en cuyos debates consideran «vital» tener voz. Un proyecto de «unión en la diversidad» que permita reconstruir «espacios de decisión para la ciudadanía».

Así se refirió Budó al liderazgo que ostentará Cataluña del ente pirenaico en los dos próximos años, con mensajes que se podían interpretar en clave del plenario o soberanista, según la intención del oyente.

En la misma línea sutil, Lambán no se salió de la corrección en su discurso, inmediatamente anterior al de la catalana, pero incidió quizá innecesariamente en la Historia del Reino de Aragón. En primer lugar, a la celebración del plenario en Jaca, no solo como sede de la CTP sino como «primera capital» del reino, una «comunidad milenaria, extensa, que se concibió a sí misma como abierta al mundo y con buena relación con sus vecinos». Recordó que hubo reyes de Navarra que también lo fueron de Aragón, y viceversa, así como la inclusión de Cataluña, Valencia y Baleares (Mallorca) en la corona que supuso «la construcción más fascinante de la historia».

Avanzando en ella, Lambán se refirió a los resultados de la última crisis, que por el «pésimo» tratamiento que de la misma hicieron los estados europeos, «hizo sentir al ciudadano que había más atención hacia los bancos que hacia ellos». Y esto, analizó, generó una «desafección de distinta índole» que acabó por producir «demonios». En esta categoría ha inscrito en otros discursos a los populismos, la extrema derecha y el independentismo. Pero ayer la intención era tener la fiesta en paz. Hasta hubo risas al anunciar que no contestarían a la prensa lo que le interesaba.