Un vecino de Illueca, Andrés Bello Francisco Mojica Lianas sigue sumando años y este próximo mes de enero de 2020 cumplirá la friolera cifra de 107 años. Sin lugar a dudas, es la persona de más edad de la comarca del Aranda y una de las más viejas de Aragón.

Aunque nació en el municipio de Tordera, en la provincia de Barcelona, llegó a Illueca cuando tenía 45 años. Por eso él siempre dice que se siente illuecano y aragonés de pura cepa. Más de media vida en el Aranda imprime carácter aunque se haya nacido en otra parte de España.

En la zona todo el mundo lo conoce con el cariñoso apelativo de tío Mojica y los de más edad recuerdan su larga etapa activa, cuando era el relojero y fotógrafo que arregló relojes, tomó fotos a generación tras generación.

Hasta hace un año, su hábito matinal más arraigado era un recorrido por la calles de Illueca y parar a tomar café en los diferentes bares de la localidad. Pero en la actualidad las fuerzas de sus piernas han fallado un poco y sus salidas son menos frecuentes, si bien gracias a sus hijos sigue desplazándose por el municipio en coche. El tío Mojica conserva el sentido del humor. Cuando se le pregunta cómo es que se ha hecho tan mayor, su respuesta es, invariable: «Bueno, pienso vivir hasta que sea mayor».

En casi todos los pueblos de la comarca hay familias que conservan fotos de momentos especiales que fueron tomadas por el tío Mojica. Y los mecanismos de todos los relojes de los ayuntamientos han sentido el tacto de sus manos cuando se han averiado, pues tenía una gran habilidad para detectar fallos y arreglarlos.

Su hijo Javier comenta que en estos momentos cuenta con un archivo compuesto por más de un millón de fotografías relacionadas con los municipios de la zona en los últimos 50 años.

Se trata de un caudal de información que posee valor histórico y también sentimental, pues refleja el paso del tiempo por la comarca, con toda clase de celebraciones y momentos de la vida cotidiana.

El tío Mojica, así pues, es como un archivo viviente de una larga etapa de la vida en la zona del Aranda. Pero él no se da importancia y sigue con sus costumbres de siempre. Últimamente, una cuidadora permanece con él todo el tiempo, pendiente de todo lo que necesita. Para los illuecanos, Andrés Bello es una figura habitual. Vuelven la vista atrás y en todos sus recuerdos locales, en un momento un otro, aparece este relojero y fotógrafo que se quedó a vivir con ellos.