Azcón intentaba mantener un talante optimista, al menos en su rostro, mientras hablaba del problema serio, problemón, con el que se ha encontrado su ciudad en cuatro días y que le obliga a nuevas restricciones. En segundo plano, las consejeras Mayte Pérez y Sira Repollés siseaban la preocupación que se inició hace unas semanas en las comarcas orientales y que ha explotado incontenible en Zaragoza. Lo explican los datos: la capital se ha acercado este miércoles al centenar de casos, el doble que ayer. Así que las caras decían y las palabras constataban. «Estamos en una línea roja conviviendo con el virus, debemos decidir día a día. Si se produce un empeoramiento, habrá que pensar en medidas más restrictivas», ha deslizado la responsable de Sanidad, consciente de que la situación de la capital es peliaguda y de que es posible que haya que imponer otra caída de fase en los próximos días si la tendencia actual se mantiene. Así están las cosas.

Sira Repollés ha anunciado que la mascarilla «ha venido para quedarse» en la vida social de los aragoneses. Y más allá. «Esta situación se va a dar durante todo el verano e imagino que en todas las comunidades autónomas. Pensábamos que íbamos a tener un verano tranquilo y que en septiembre u octubre tendríamos un pico, pero es una situación dinámica, así que es muy posible que estas incidencias se sigan dando todo el verano», ha explicado la consejera, que ha admitido que por ahora «no nos hemos planteado flexibilizar las medidas».

Inquieta, sobre todo, Zaragoza, donde la curva es ascendente, «sumando muchos casos cada día», ahora multiplicando. «Era esperable y por eso hemos tomado estas medidas», ha dicho Repollés, que reconoció que el contagio viene de varias vías y se ha esparcido por las distintas zonas de la ciudad. «Al principio, por la localización de las áreas de salud, podíamos pensar que se trataba de colectivos relacionados con los trabajadores hortofrutícolas que trabajan en las comarcas y vienen los fines de semana, pero ahora prácticamente todas las áreas de sanidad de Zaragoza tienen algún caso, con lo cual hemos visto que los medios de transmisión son fundamentalmente las agrupaciones sociales, el ocio, no usar la mascarilla y no mantener las medidas de distanciamiento social».

Las alarmas saltaron el fin de semana en Zaragoza, cuando se constató que los casos iban pasando de centro en centro. Ya no se trataba de un par de focos, sino de la inquietante transmisión comunitaria. «Es mucho más sencillo controlar un brote que una transmisión comunitaria», ha interpretado Repollés, razonando que este caso «exige establecer medidas de distanciamiento social» y evitar el contacto entre personas y grupos de personas, «especialmente en aquella población que es potencialmente vector de infección».

Por aquí vienen los señalados: «La población joven, asintomática, que realiza grandes agrupaciones, sociales, fiestas, ocio nocturno... Debemos aplicarnos muy bien en estas medidas restrictivas, junto al uso de la mascarilla, para contener esta transmisión que se está dando en Zaragoza», ha señalado la consejera.

Las medidas correctoras afectan sobre todo a Zaragoza capital y toda su área de influencia, donde no hay lugar a dividir el peligro. «Cuando tomamos medidas en toda la ciudad es porque entendemos que toda el área tiene el mismo riesgo. No es una cuestión de calles, centros sanitarios o barrios».

«Sabemos qué es lo que tenemos que hacer, la seguridad de la población es lo más importante y, en ese sentido, articulamos todas las medidas para hacernos cuanto antes con este repunte» que cruza tierras sin distinguir fronteras, que de momento lleva a una recomendación antes que a otra prohibición. Es una llamada a la responsabilidad de cada cual «para hacer solo los desplazamientos que sean absolutamente necesarios». Es decir, no hay confinamiento, «pero pedimos que los pasos de unas comarcas a otras, de unas regiones a otras, sean los mínimos posibles».

Así que no hay encierros ni reducción de la movilidad, solo nuevas medidas, añadidas en Zaragoza por su ayuntamiento. Las contó ayer el alcalde. «Es evidente que tenemos un problema serio y nuestra intención es colaborar en todo aquello que sirva para acabar cuanto antes con los contagios», ha manifestado Jorge Azcón, que ha anunciado que la Policía Nacional, la Policía Local y la Policía adscrita al Gobierno de Aragón empezaban ayer mismo a informar en todas las terrazas, veladores y otros lugares donde ya es obligatorio el uso de mascarilla. «Es imprescindible que la usen. Vamos a informar, pero deben ser conscientes también de que habrá sanciones en el caso de que no se utilicen».

Por último, el alcalde comunicó una medida añadida en Zaragoza capital para este fin de semana, que tiene por objeto reducir los contagios y correspondiente transmisión en la población joven. «El botellón no se va a permitir en ninguna zona de la ciudad. Vamos a articular los mecanismos con nuestros cuerpos de seguridad. Estamos en una situación especialmente crítica y no estamos dispuestos a hacer la vista gorda con ninguna de estas situaciones», ha sentenciado el primer edil.

Casi 500 multas por no llevar la mascarilla

Para acabar con los botellones, Azcón ha dado la orden de intensificar la presencia policial, sobre todo durante el fin de semana. Los agentes ejercerán una función disuasoria ya que desde el 2010 la ordenanza no prohíbe el consumo en la vía pública, pero sí que contempla sanciones por ensuciar las calles o por exceder el ruido permitido, dos argumentos que utilizan los agentes para multar a aquellos que deciden reunirse en la calle para beber.

Generalmente, es gente que no cuida nada la limpieza del entorno. La Policía Local ha firmado en el último mes 44 multas por botellones. No son las únicas porque han interpuesto 485 sanciones por no utilizar las mascarilla en espacios públicos en los que no se podía garantizar la distancia de dos metros recomendada por las autoridades sanitarias. Hasta ahora su uso solo era obligatorio en espacios cerrados y abiertos que estuviesen concurridos, pero ya es obligatoria su utilización en cualquier lugar. Según la Delegación del Gobierno de Aragón, desde que finalizó el estado de alarma se han interpuesto en la comunidad alrededor de 200 sanciones relacionadas con el incumplimiento del uso de la mascarilla o encuentros que superan las recomendaciones sanitarias.