Depredadora de curvas

Sutiles mejoras mantienen a esta 'superbike' como la referencia en los circuitos

SERGI MEJÍAS

Hasta la aparición de la S 1000 RR parecía impensable que una moto europea fuera capaz de plantar cara a las deportivas japonesas en igualdad de condiciones. Pero esta BMW cambió un guion sabido pero no escrito. El título de campeón de España de Stock Extreme conseguido por Javier Forés con una S 1000 RR en el 2010 confirmó las expectativas de la marca en una categoría donde las motos apenas reciben modificaciones. Hace tres fines de semana, Marco Melandri dio a BMW su primera victoria en el Mundial de Superbikes, campeonato que se disputa con motos derivadas de serie pero muy preparadas. Y es que al fin y al cabo, la S 1000 RR debutó en el Mundial de SBK antes de llegar a las tiendas. Toda una declaración de intenciones que mantiene firme en su segunda generación.

Para esta segunda entrega,

BMW ha introducido sutiles mejoras para optimizar su dinamismo en circuito, porque una moto de 193 CV poco sentido tiene en las vías públicas. La renovada S 1000 RR cuenta con una entrega de potencia más lineal que le permite ofrecer mejores recuperaciones y aceleraciones. Los cambios introducidos en el motor y la electrónica hacen que el motor respire mejor a medio régimen de manera que la potencia resulta más aprovechable. Y es que dominar esos 193 CV siempre ha resultado complicado sin la ayuda de la electrónica. El Race ABS (sistema antibloqueo de frenos deportivo) y el control de tracción son de serie, aunque los más atrevidos podrán desconectarlos.

Después de disfrutar de un día con ella en un curso de conducción de Moto ZK en el Circuit de Catalunya, la sensación es que solo las manos expertas de un piloto le sacarán todo el rendimiento a esta moto sin electrónica. El resto siempre pilotará más rápido y seguro con el Race ABS y control de tracción funcionando. Eso sí regulado en la posición que más se adapte al nivel de cada uno.

Cambios invisibles y vitales

Aunque no se vea, BMW ha variado la geometría de la S 1000 RR para potenciar su agilidad y han dado un paso más en prestaciones en circuito. Porque esta superbike nació para devorar curvas. Y aunque es cara, visto cómo va, su precio no es una locura.

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