Los radares constituyen uno de los métodos de detección de exceso de velocidad más empleados por las autoridades de seguridad vial de todo el mundo. La última variante la suponen los llamados radares didácticos, que ya están empezando a utilizar diversos municipios españoles con carácter experimental.

¿En qué consisten? Su funcionamiento es similar al del radar tradicional, pero únicamente con el propósito de informar y persuadir a los conductores, no de sancionarlos. Es decir, que su uso es, ante todo, preventivo, ya que tratan de llamar la atención y 'educar' a los conductores para cortar posibles malos hábitosmalos hábitos a la hora de llevar el volante de su automóvil.

Los radares didácticos se componen de un sistema láser que examina la velocidad del coche que se va acercando al mismo, además de un panel luminoso que marca el dato.

Ayuntamientos de localidades como Vinaròs (Castellón) y Paiporta (València) ya están aplicando estos dispositivos, siempre con la mencionada finalidad pedagógica.

Advertencias de aproximación

Los avisos que transmiten estos aparatos, además de la velocidad excesiva, lanzan advertencias relativas a la aproximación de vehículos a zonas de especial cuidado, como un recinto escolar, o mensajes que informan de la posible sanción, en forma de puntos en el permiso de conducir, a la que se enfrentaría el conductor si no reduce la velocidad.

Los radares didácticos no tienen una finalidad sancionadora, como los que se ven de manera habitual en autopistas y carreteras, pero su habilitación está vinculada a una más que probable colocación, posteriormente, de un radar sancionador en dicho punto.

Este tipo de radares tienen también la capacidad de medir y estudiar el comportamiento de los usuarios de una vía en un tramo determinado de tiempo, como pueden ser las horas punta. Proporcionan gráficas automatizadas para la toma de decisiones por parte de las autoridades en materia de seguridad vial.