La inflación no solo afecta a nuestros bolsillos ahora, en su punto álgido, disparando la gasolina o el precio de la cesta de la compra. Este fenómeno podría incluso afectarnos en el futuro ya que, entre otros efectos, podría provocar que la equiparación entre los coches eléctricos y los de combustión se retrase varios años.

Esta es la conclusión a la que ha llegado un análisis de BloombergNEF (BNEF), la división de investigación de la agencia Bloomberg. Según sus datos, los precios del litio, el cobalto y el níquel, materiales clave para la producción de baterías subieron el año pasado por primera vez en más de una década. Según las estimaciones más optimistas de la industria, la equiparación debía llegar a mediados de esta década, pero la realidad podría ser más negativa.

Según el análisis, la única manera de que no se retrasara sería que los fabricantes asuman el incremento de los costes para no perjudicar una demanda creciente, pero esta propuesta es francamente utópica, con lo que lo más probable es que sea el cliente el que asuma el mayor gasto.

El precio de las baterías subirá este año

La consecuencia directa del encarecimiento de los materiales antes mencionados será que las baterías para vehículos eléctricos se encarecerán este año, rompiendo también con una tendencia a la baja que ha durado más de 10 años. Según BNEF, en muchos mercados las ayudas ofrecidas por los gobiernos ya permitían cierta competitividad de los eléctricos, pero esto va a cambiar.

El objetivo de la industria es conseguir reducir el precio de las baterías a menos de 100 dólares por kWh, pero la inflación, que además no parece que vaya a remitir pronto, evitaría que se produjera en un futuro cercano. Y eso, no obstante, que según los analistas de BNEF, alcanzar el hito “es posible gracias a las baterías de nueva generación, diseñadas pensando en reducir costes”. “Sin embargo, si las materias primas siguen más caras, o siguen subiendo, este punto se podría retrasar varios años”.

La industria manifiesta sus temores con los eléctricos

Estas conclusiones refuerzan algunos de los mensajes lanzados por la industria en el evento Future of the Car del Financial Times realizado hace unas semanas. Carlos Tavares, consejero delegado de Stellantis, dijo que los precios de las materias primas podían retrasar la penetración de los coches eléctricos. Además, vaticinó escasez de dichos materiales, con lo que la producción de coches eléctricos se complicaría y se generarían tensiones geopolíticas.

Elon Musk también participó en el evento y apuntó a esos dos problemas, la inflación y la escasez de materiales como la principal barrera para su objetivo de vender 20 millones de eléctricos en 2030. Musk incluso dijo que no descartaba comprar una compañía minera si era necesario para garantizarse la provisión de materiales.