Fue un flechazo. Verónica Lacruz cayó rendida ante el boxeo nada más conocerlo. Una amiga le invitó a ver una pelea de su novio en el campeonato de Aragón y aquello le cambió la vida. «Siempre había hecho deporte, pero nunca boxeo, pero me apasionó. Tenía que practicarlo como fuera», relata Vero, la primera aragonesa que se subió a un ring. Aquel día de 2005 comenzó una alianza que ha transmitido a sus dos hijas. Una de ellas, Asun, la mayor, es una de las figuras nacionales de muay thai, o boxeo tailandés, disciplina en la que ya acumula dos campeonatos de España (uno en menos de 51 kilos y otro en menos de 54) y que, a sus 14 años, le llevará a París en diciembre para luchar en el Europeo.

El comienzo no fue sencillo. En una época en la que no había chicas boxeadoras, Vero escribió su propia historia a base de sacrificio, disciplina y pasión. «A los cuatro meses de aquel flechazo ya estaba peleando contra una rusa que me dio hasta en el carné de identidad y perdí a los puntos, pero nunca tiré la toalla y me lo tomé muy en serio. Me convertí en boxeadora», recuerda la Pantera, como la apodaban entonces. «Se peleaba mucho pero siempre con las mismas porque apenas había boxeadoras, aunque sí había selección femenina y trataba por todos los medios de que se fijaran en mí, pero me quedé embarazada de Asun y todo se vino abajo. Estando de tres meses me llamó la selección y aquella espina aún la tengo clavada». Pero, una vez recuperada de la cesárea, Vero retomó los entrenamientos y conquistó el bronce en los Nacionales de 2012 y 2013, siempre con Asun a su lado. «Ha mamado gimnasio desde muy pequeña. Yo daba clases en la nave de José Antonio López Bueno y ella hacía ahí los deberes y jugaba con los sacos. Ahora soy yo la que me dedico a las competiciones de Asun, hago de sparring, me encargo de su dieta y ayudo a su entrenador, Ramón Aranda».

Pero Asun pronto se inclinó hacia el muay thai, incluso a pesar de haber disfrutado, a los 12 años, de una beca para practicar el boxeo. «Se puede decir que antes de caminar ya tenía los guantes puestos y que el deporte de contacto me ha cautivado desde siempre, pero me tiraba más el thai, sencillamente, porque me encantaba usar las piernas, que, al igual que el codo, también se pueden utilizar, al contrario que en el boxeo», indica Asun, que sueña con dedicarse profesionalmente a las peleas. «El objetivo es llegar a la One Champion y al estadio Lumpini de Tailandia, en el que no permitían a las mujeres en las peleas hasta este año. Además, ya se habla de la posibilidad de que esta disciplina pueda llegar a ser olímpica y yo tendré 18 años en 2024 en París, así que llegaría».

Asun compagina su deporte con los estudios de 3º de ESO, «pero desde que empecé a hacerlo mi rendimiento escolar ha mejorado», afirma. «Asun traslada la disciplina del deporte a la vida. No sale, sus amistades son las del gimnasio y dedica el tiempo libre a descansar», asegura su madre, que vigila de cerca su nutrición junto a Fitness Nutrition, uno de sus patrocinadores junto a Ecoadvance mutltinacional. «Se cuida mucho, claro. Come alimentos saludables, mucha verdura y nada de procesados aunque después de las competiciones tiene licencia, si está bien de peso, para comer lo que quiera pero siempre recurriendo a multivitamínicos, omega 3.. Debe estar fuerte porque entrena muchas horas, se levanta temprano y lleva una disciplina y entrenamiento de profesional».

Asun, que ha ganado los cinco combates oficiales que ha disputado, no solo entrena, sino que también enseña a niños de entre 5 y 7 años, a los que dos días a la semana transmite su pasión. Al igual que a su hermana, de 7 años. «Y es que los deportes de contacto están en un tremendo auge. Es una locura», afirman las dos.