Ahora es solo una aficionada que no se pierde un partido del Casademont femenino pero Teresa Seco ha sido una de las grandes referencias del baloncesto aragonés. No brilló tanto como la inigualable Pilar Valero ni como ahora Cristina Ouviña, no llegó a la selección, pero siempre estuvo en todos los proyectos de máximo nivel en Zaragoza y dio lo mejor de sí misma hasta que se retiró con 39 años. Ascendió en dos ocasiones a la máxima categoría y fue campeona de la Copa de la Reina en 1990 con el mítico Banco Zaragozano.

Una trayectoria que le ha valido para recibir el cariño y el reconocimiento de su tierra. «Digo ‘pues no sé qué he hecho’ porque nunca he estado en la selección, fue a nivel de Zaragoza, pero siempre me he sentido súper querida y súper reconocida, la verdad es que sí», dice la zaragozana. En los últimos años se han sucedido los homenajes por el 30 aniversario de aquella gesta todavía no repetida.

Aunque Teresa Seco espera que se repita y, si puede ser pronto, mejor. «Es muy complicado. Se juntaron todos los astros, teníamos un equipo muy competitivo, íbamos de tapadillo y al final se consiguió. Te das cuenta luego de que no fue cualquier cosa porque no se ha vuelto a conseguir, la Liga es muy competida y hay equipos de mucho nivel. Pero estoy deseando que lo repitan para no ser las únicas a las que nos llamen. Que este año, por ejemplo, tengan que llamar al equipo del Casademont», asegura.

«Éramos un equipo sencillo formado casi por gente de Zaragoza, más Karina y dos o tres que daban un salto de nivel, en el que la base éramos las de Compañía de María que habíamos pasado al Real Zaragoza. Esa época fue muy bonita porque venía muchísima gente a vernos jugar, muchísima», recuerda Seco.

De Compañía de María al Real Zaragoza y al Banco Zaragozano, del Helios al Mann Filter. Teresa Seco logró dos ascensos consumados a la máxima categoría. «Es verdad que ganar una Copa fue una pasada pero los ascensos son impresionantes, lo que se siente en ese momento porque estás todo el año persiguiéndolo».

Seco siempre ha estado en Zaragoza, aunque tuvo oportunidades de salir, porque priorizó sus estudios y reclama más facilidades para compatibilizar el deporte de alto nivel y la formación, clave para el futuro de las jugadoras. También que el baloncesto femenino siga avanzando, aunque ya lo ha hecho. «Teniendo las mismas exigencias que el masculino, en las condiciones parecía amateur», recuerda, aunque asegura que en Zaragoza el baloncesto femenino siempre ha tratado bien a sus jugadoras. Y no olvida a las que han hecho historia como ella.