El 4 de marzo Eva Rico vivió su primer gran día en el atletismo. Bronce por equipos junto a Lucía Redondo y Griselda Serret en categoría sub-20 en el Mundial de marcha y siendo la mejor española de la prueba en Omán. Pero esta atleta oscense de 18 años, un torbellino, torrente de palabras y de gestos, con sonrisa contagiosa y una tremenda capacidad para el esfuerzo, quiere más. «El día de mañana deseo el podio olímpico. Quiero ir a unos Juegos, bueno a dos o a tres. Soy ambiciosa», dice.

"Con 15 años, mi prueba en obstáculos estaba cubierta y me pusieron en marcha, que no había nadie. No me explicaron cómo se marchaba, con lo que había visto, a dar vueltas a la pista, a mover la cadera y ya. Di una puntuación alta»

La marcha llegó a su vida casi de casualidad. Empezó en el atletismo en Huesca a los seis años y hacía equitación y patinaje. Pero el tartán era su debilidad. «Cuando mi madre me castigaba sin atletismo era la peor condena», recuerda. En el Intec Zoiti trabajaba el mediofondo y los obstáculos, pero ya con 15 años llegó un Nacional de clubs y quería ir como fuera. «No destacaba apenas. Mi prueba en obstáculos estaba cubierta y me pusieron en marcha, que no había nadie». Por esa generación espontánea, todo fluyó. «No me explicaron cómo se marchaba, con lo que había visto, a dar vueltas a la pista, a mover la cadera y ya. Di una puntuación alta».

La marchadora oscense acaba de lograr la medalla de bronce por equipos en el Mundial sub-20. JAIME GALINDO

Ángel Ruata, el que sería su entrenador y quizá la figura clave de su carrera, no lo dudó. Vio madera. «Me acerqué a preguntarle y me dijo que me volcara en la marcha, me prometió que en dos años ni me imaginaba lo que conseguiría, cosas impensables». No falló el técnico. «Si me cuentan lo vivido ya, no me lo creo. Es que parece de película».

La mezcla perfecta

Asegura Eva que su carácter competitivo es la mezcla de la sangre caliente de su padre, Felipe, «al que más le tengo que dar las gracias por lo que soy como deportista, la de kilómetros de carreteras que se ha hecho», y de la parte más calculadora y fría de su madre, Beatriz. «El 80% de una carrera es la cabeza y he heredado de ella esa inteligencia en la estrategia». La genética ayuda mucho. Y los Rico andan sobrados. Manu, extremo del Huesca B en dinámica del primer equipo, es su primo, como también Pablo Pérez, del filial del Sevilla. Y el mítico meta de balonmano Lorenzo Rico es primo hermano de su padre: «Hay un gen en mi familia, está claro».

Admiradora de Nadal y de su mentalidad, el bronce en Omán es un antes y un después. Y estuvo a punto de no darse. No se clasificó y el seleccionador, Pepe Peiró, la esperó y confió en ella. «Me frustró mucho, no entendía que mi cabeza fallara en la competición. En Omán pude demostrar todo y se ha hecho un clic. Y quiero más». Ese más se centra en el Mundial de Cali en verano y en la medalla individual.

Acaba en este 2022 la categoría sub-20 y empieza a competir ya en la distancia olímpica, los 20 kilómetros, mirando de reojo los 35. «Podría ser hasta mejor ahí porque soy muy luchadora contra mí misma», argumenta, con la mirada puesta en el referente que es María Pérez, cuarta en los últimos Juegos, en Tokio. Ella, en 2014, fue novena en la misma prueba en la que Eva acabó octava. «El seleccionador me dice que estoy en su camino », argumenta, aunque no le falten referencias en Aragón, como María José Poves, Celia Marcén o Maite Gargallo, históricas de la comunidad que vive ahora una eclosión en el atletismo.

«El atletismo te lo compensa todo. No cambiaría lo vivido por nada y es un aprendizaje para la vida»

Han sido ya muchas horas de entrenamientos y dedicación, ahora también en en el CAR Joaquín Blume en Madrid y con José Antonio Quintana, lejos de su familia, pero «el atletismo te lo compensa todo. No cambiaría lo vivido por nada y es un aprendizaje para la vida». En esa vida su camino apunta a la comunicación, al estar estudiando Publicidad y Relaciones Públicas, y probablemente el atletismo se termine desligando de su día a día cuando ponga fin a su carrera.

Eva Rico se muestra muy ambiciosa con las metas en su carrera. JAIME GALINDO

No le faltarán vivencias para recordar, lo que ahora son ilusiones y metas. «Cuando estuve con el alcalde de Huesca ya le dije que algún año me gustaría tirar el cohete en las fiestas y me contestó que a ver si lo hacía con mi primo», comenta con esa risa contagiosa con la que pide no olvidarse de su abuela Mari Luz, que «me hace los lacitos cuando compito», y que se transforma en seriedad para anunciar su lema. «Eres lo que has vivido y sueñas lo que vas a vivir». No dejes de soñar, Eva.