El fútbol es la pasión de Azucena Garanto, directora del Fútbol Femenino de la SD Huesca desde 2017 y que ha vivido con el balón una historia de amor y desamor por culpa de una lesión de tibia y peroné. Pero esa pasión, la de los grandes amores, volvió con fuerza para que esta oscense de 38 años (7-9-1983), inquieta y casi imparable en la suma de proyectos, rellene su vida con el olor a césped y el esférico como epicentros. 

«Lo mío era obsesión, solo quería balón. Y yo me sentía muy acompañada con él, hasta interactuaba o lo personificaba, con conversaciones de por medio», recuerda de una infancia en el Colegio El Alcoraz en la que ser chica y tener esa pasión no congeniaban bien. «No te dejaban hacer fútbol en las extraescolares, iba a ver a mis amigos y hasta que acababan me dedicaba a patear el balón contra la pared, hasta que Toño Rodríguez, un entrenador, me propuso jugar y se peleó con el Patronato para que pudiera hacerlo». 

Azucena Garanto posa en el parque José Antonio Labordeta. MIGUEL ANGEL GRACIA

De allí, al Peñas Oscenses, que acababa de montar su equipo femenino, aunque «estábamos casi dos y la de la guitarra», sonríe. Zurda, con talento y de posición ofensiva, emulando a sus ídolos, «sobre todo a Stoichkov», y con un espíritu libre en el campo que le hace asegurar que «ahora no podría jugar, con todo tan reglado, tan establecido, sin sitio casi para la libertad». 

Todo se truncó con 15 años y una grave lesión. «Volví a jugar, pero me había cambiado todo. No era yo». Tanto le cambió la vida que aguantó muy poco jugando y aparcó la idea de hacer INEF por Comunicación Audiovisual en la Rey Juan Carlos de Madrid y el fútbol quedó sepultado. «Lo enterré unos 10 años por completo. De ser una enciclopedia andante a que nadie supiera de mi entorno en Madrid que había jugado». 

«Ese empeño de hacer desaparecer el fútbol me provocó hasta un colapso de salud. Pero un día volví a correr, tenía esa necesidad vital. Volví a jugar, abrí la herida, la curé y me retiré por voluntad mía, no por una lesión»

Pero el corazón seguía latiendo y llegó el momento de curar la herida. «Ese empeño de hacerlo desaparecer me provocó hasta un colapso de salud. Pero un día volví a correr. Tenía esa necesidad vital. Me puse en forma y me dije de volver a jugar, ya con 28 años, y lo hice, en el Canillas media temporada. Abrí la herida, la curé y me retiré por voluntad mía, no por una lesión».

Ya en paz consigo misma y restaurado el amor por el balón, los proyectos surgieron. 'DeTacón', para contar historias de fútbol y mujer y del que nació un libro, 'Remontada', y hasta un cortometraje fruto de él, 'Sagôl', con la vida de Patricia González y su experiencia de entrenar en Azerbaiyán, también un restaurante en Huesca inspirado en el balompié… Un no parar que le llevó además a dirigir el Festival de Cine de su ciudad casi 4 años. Hasta que el Huesca le llamó en 2017.  

"El Huesca me llena y es un privilegio, porque es muy necesario para evitar la fuga de talento en esta tierra. Es maravilloso compaginar mi pasión con un proyecto así, por mucho trabajo que lleve, porque empezamos de cero»

«Me llena y es un privilegio, porque es muy necesario para evitar la fuga de talento en esta tierra. Es maravilloso compaginar mi pasión con un proyecto así, por mucho trabajo que lleve, porque empezamos de cero», explica Azucena, un torbellino de palabras y de iniciativas, con 6 equipos en esa estructura de la entidad oscense y con las trabas que tiene todavía el fútbol femenino, empezando por los campos, en el San Jorge de Huesca, aunque eso se subsanará con la nueva Ciudad Deportiva del club. 

El Huesca ha terminado quinto en el Grupo 3 de Primera Nacional, aunque con la reestructuración pasará a Tercera RFEF, y el filial puede ganar la Liga este domingo. No van mal las cosas, pues. «Hemos dado grandes pasos en poco tiempo», presume. Uno de los mayores, o el mayor, fue reunir a 5.700 espectadores en El Alcoraz el 9 de abril en el partido ante el Zaragoza CFF B, culmen de una campaña, #EsHoraDeVerlo, que empezó muchos meses atrás. «Al fútbol femenino le queda mucho por recorrer y tiene por delante lo mejor. Estoy segura de que en 2030 va a ser más vista la Primera femenina que la Segunda masculina», asegura con rotundidad.

«Es fútbol, sin la coletilla para diferenciarlo. Tiene características distintas y lo que se hace mal es comparar. Tenemos que educar la mirada y poner los medios y las herramientas para valorarlo bien"

«Es fútbol, sin la coletilla para diferenciarlo. Tiene características distintas y lo que se hace mal es comparar. Tenemos que educar la mirada y poner los medios y las herramientas para valorarlo bien, en buenas instalaciones o con más cámaras en una retransmisión, y entonces la gente responde”. Habla y no para de un fútbol que le apasiona, que es más honesto y deportivo que el de los chicos, porque “rara vez se finge o se pierde tiempo, a nivel de juego efectivo la diferencia es brutal”.

Espera que su dedicación “24 horas, siete días a la semana”, algo a lo que ayuda su soltería y no tener trabas familiares, termine en una consolidación del proyecto femenino del Huesca a la par que su pasión por este deporte siga fluyendo sin parar. “El fútbol tiene que tener un espacio en mi vida, cuando no lo tuvo ni fui yo ni me encontré bien de salud. No sé si tan protagonista como ahora, porque soy muy inquieta, habrá que buscarle entonces la forma”, sentencia. Pero siempre en torno a un balón.