El Periódico de Aragón

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MUJER Y DEPORTE

María José Pueyo: Una carrera imparable

María José Pueyo llegó tarde al atletismo pero lo apostó todo por un sueño y lo cumplió en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Ahora sigue corriendo, y ganando, en categoría master.

María José Pueyo, preparada para entrenar. JAIME GALINDO

María José Pueyo pertenece al selecto club de deportistas olímpicos. Llegó tarde al atletismo pero lo apostó todo por unos Juegos y consiguió estar en la maratón de Pekín 2008, una experiencia única que disfrutó y sufrió a partes iguales. Después ha ido adaptándose a nuevas distancias, ganando el Campeonato de España de 10k, y no ha dejado de correr ni de competir. Ahora lo hace en las categorías master y sigue ganando campeonatos.

«Pasan los años y tienes que dejar de lado la alta competición e intentar correr a un nivel que te permita mantenerte viva, en mi caso me gusta ponerme un dorsal e ir a por récords. La cabeza te dice una cosa y las piernas otra y tienes que tener un equilibrio. En julio estuve en el campeonato del mundo de master 50 en Finlandia, quedé subcampeona del mundo de 10.000 y media maratón. El año anterior estuvimos en el campeonato de Europa de master en Madeira, me quedé campeona de Europa de 10.000 y medio maratón de mi edad», explica la corredora nacida en Jaca hace 52 años.

María José Pueyo comenzó a correr a los 28 años y, a los 34, dejó de trabajar para centrarse en un único objetivo, llegar a unos Juegos Olímpicos. «Para mí no era ningún sacrificio porque sabía lo que quería y fui a por ello. Dejar de salir, de cenar, no fue un sacrificio sino una inversión de tiempo porque era lo que quería. No me puedo quejar, elegiría el mismo camino si volviese a nacer. La posibilidad de poder organizarte, entrenar, planificar y llegar a unos Juegos Olímpicos a una edad tardía es de mucho valor pero hasta que no pasa el tiempo no te das cuenta de las dimensiones que tiene», reconoce.

De Pekín recuerda la ceremonia de inauguración, el impacto de recorrer los 200 metros del estadio hasta colocarse en el centro después de haberlo visto tantas y tantas veces por televisión. También las durísimas condiciones en las que se celebró el maratón y su esfuerzo por terminarlo. «Tener que pelear tanto para llegar a la meta después de la preparación que había hecho, que había sido la mejor preparación que había hecho para un maratón, con unos registros espectaculares, llegar a Pekín y no tener la capacidad de sacar todo el trabajo que había hecho, fue una frustración bastante grande y un dolor tremendo cruzar la meta. Pero no te puedes retirar porque si no cruzas la meta no eres atleta olímpico», recuerda, orgullosa ahora de haberlo conseguido.

«El recuerdo que tengo es en el kilómetro 35 ver a toda mi familia, a mi entrenador, y decirme ‘Marijose, no puedes parar, tienes que cruzar la meta, si no cruzas la meta no eres atleta olímpica’. Ese ánimo, esos gritos, te lo grabas a fuego en la mente y miras el pebetero, que estaba a siete kilómetros, y haces todo lo posible para llegar a meta porque, efectivamente, el efecto que tiene cruzar la línea de meta a nivel de instituciones, subvenciones, de cómo te tratan, es muy grande», rememora catorce años después.

Además de atleta, María José Pueyo es quiromasajista y tiene la diplomatura y la licenciatura en Educación Física. Ahora está sacándose el doctorado. Entrena a un grupo diverso de corredores y se entrena todos los días para seguir compitiendo porque el nivel en las categorías master es cada vez mayor y la aragonesa quiere batir los récords de España de 10k y media maratón. «La gente está muy bien formada, tienen muy buenos entrenadores y se ven atletas jóvenes que ya empiezan a correr con una técnica y unos cuerpos de corredores que, trasladado en el tiempo, como el mundo del atletismo ha evolucionado mucho y las chicas siguen corriendo más en el tiempo, hace que los récords los vayamos batiendo una detrás de otra. Antes las atletas a los cuarenta estaban retiradas y ahora corren un montón, ha subido mucho el nivel», asegura Pueyo, que mantiene el suyo.

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