Mujer y Deporte

Arantxa Calvo, una voz más que autorizada

La zaragozana, una de las mejores baloncestistas aragonesas de la historia, formó parte del inolvidable equipo del Banco Zaragozano y ahora revive ese éxito como ‘speaker’ del Casademont femenino

Arantxa Calvo posa para este diario en el descanso del encuentro del pasado jueves entre el Casademont femenino y el Valencia.

Arantxa Calvo posa para este diario en el descanso del encuentro del pasado jueves entre el Casademont femenino y el Valencia. / Jaime Galindo

Arturo Pola

Arturo Pola

La pasión por el baloncesto ha marcado la vida de Arantxa Calvo. Aunque sus primeros pasos en el mundo del deporte fueron en el atletismo, pronto la canasta y todo lo que la rodeaba le atrapó. 25 años estuvo corriendo de un lado a otro de la cancha con la energía que le caracterizaba hasta que, no sin dolor, renunció a la práctica del baloncesto al más alto nivel para centrarse en su vida familiar. Pero el gusanillo del básquet nunca le ha abandonado y ahora lo intenta matar desde otro lugar en la pista. Calvo es la speaker del Casademont Zaragoza femenino y está viviendo muy de cerca el año de ensueño que está viviendo el equipo aragonés.

«Primero colaboré comentado los partidos cuando nació el club para el canal de la FEB y luego me pidieron si les podía echar una mano en eso. El baloncesto me ha dado tanto que en ningún momento dudé. Necesitaban a alguien, pensaron en mí y ahí que me lancé a la piscina. Es una forma de devolver toda la gratitud que siento», reconoce la zaragozana, que poco a poco se va sintiendo más cómoda en esta faceta: «Al principio estaba más nerviosa y con más dudas pero poco a poco voy perdiendo la vergüenza. Además, con todo lo que está generando este año el equipo es mucho más fácil para mí. La afición está entregada y se deja llevar».

Aun así, Calvo confiesa que a veces siente algo de envidia sana. «Como ser jugadora no hay nada. A veces desearía saltar a la pista», afirma entre risas la deportista. «Pero reconozco que es un privilegio poder estar tan cerca. Me encanta ver cómo se hablan, cómo se miran y cómo se apoyan cuando las cosas no están saliendo bien. Es un orgullo poder estar formando parte, aunque sea un poquito, de lo que se está viviendo este año». Bien sabe de lo que habla Arantxa Calvo, ya que el Casademont femenino ha vuelto a enganchar a Zaragoza como lo hiciera el histórico equipo del que ella formó parte: el Banco Zaragozano. «En cierta manera siento que son como nuestro relevo», afirma la aragonesa. 

Su historia

Calvo comenzó a practicar baloncesto en el colegio Torre Ramona del barrio de Las Fuentes. Y desde el primer momento muchas miradas se fijaron en ella, dado que su nivel era muy elevado para el poco tiempo que llevaba jugando. Un partido contra el Liceo Europa marcó su camino. «Alfonso Alonso me vio y comencé a ir a la selección aragonesa y a continuación al Banco Zaragozano», recuerda. «La pasión, la disciplina y las ganas de aprender cada día me convirtieron en la jugadora que fui», afirma.

Su carrera se desarrolló en su ciudad, en un equipo de leyenda entre las que estaba Pilar Valero, de la que habla con una profunda emoción. «Una jugadora total y una persona total. Nos marcó el camino», confiesa. De ahí Arantxa dio el salto al Rivas de Madrid, donde vivió su etapa más exitosa y en la que pudo dedicarse al 100% al baloncesto. Pero sus ganas de ser madre le hicieron apartarse momentáneamente del baloncesto. Aunque antes de retirarse definitivamente, la deportista volvió a Zaragoza para ayudar al Stadium Casablanca. Una trayectoria inolvidable que bien le hace ganarse el honor de ser considerada una de las mejores jugadoras aragonesas de la historia

Un tesón y una tenacidad que, junto a su marido, Isaac Caseras (preparador físico del Casademont masculino), trata de inculcar a sus tres hijos que, aunque futboleros, comparten su pasión por el deporte. Y ella, mientras tanto, pone su granito de arena y su voz al éxito del Casademont femenino. Una voz más que autorizada.