Carmen Félix es atleta y profesora. «Siempre he dicho que soy profesora de vocación y atleta por pasión», se define ella misma. Corredora de cross cuando todavía se llamaba campo a través, de 1.500, 5.000 y, al final de su carrera, de maratón, la atleta nacida en Albalate del Arzobispo compaginó su vida en las pistas con los estudios de INEF en Lérida y, después, con su trabajo de profesora de educación física en hasta 15 pueblos de Aragón. Ahora ha vuelto a la docencia después de tres años en la dirección general de Deportes del Gobierno de Aragón.

La infancia suele ser sinónimo de felicidad y Carmen Félix recuerda con emoción sus inicios en el atletismo. «Cuando íbamos a cuarto de EGB vino el coordinador comarcal, Jesús Tello, y nos ofreció apuntarnos a campo a través. Probé con el grupo de la comarca y durante varios años hubo un grupo numeroso de Gurrea, La Puebla, Albalate… Lo vivimos con mucha intensidad. Cuando recuerdo mis orígenes casi me emociono porque fue muy chulo», apunta.

Aunque hizo algún pinito en el duatlón y el triatlón, lo suyo ha sido siempre el atletismo, casi siempre en el Scorpio-71, unos años en el Bidezabal. Pasando, eso sí, por casi todas las distancias fuera de la velocidad. «Empecé hasta categoría cadete -júnior haciendo campo a través sobre todo y en pista empecé haciendo 1.500. Con el paso del tiempo te vuelves un poco más lenta y lo lógico es tirar hacia distancias más largas e hice incursiones en 5.000, 10.000 y, en mi etapa final, en maratones, pero ya pasados los 35 años», recuerda.

La prueba de los 42 kilómetros le enganchó. «Hice el maratón por descarte. Tuve unos problemillas de asma y veía que involucionaba en mis marcas y le dije a mi entrenador, Andrés Moreno, qué te parece si este año preparamos una maratón. Y él siempre te animaba a probar nuevos retos», rememora. Además, tuvo la mejor compañía para prepararla, la de una de las grandes atletas de la historia del fondo aragonés.

«Mi amiga Luisa Larraga era una experta y entrené con ella, estaba lesionada de la rodilla pero dijo venga, lo preparo contigo y si la lesión me deja lo hacemos juntas. Y fue así porque me estrené en el maratón de Zaragoza de 2008 y Luisa ganó y yo fui tercera. Me enganchó porque es una prueba diferente, siempre estás mucho tiempo contigo misma cuando corres o entrenas, para conocerte incluso, y el maratón es eso multiplicado por tres. Pasas en un mismo entrenamiento por varios baches. Al ser distancias tan largas la satisfacción de cada día casi es mayor», argumenta.

Le gustó tanto que incluso escribió un libro, 42 latidos, aprovechando el tiempo libre que le dejó una lesión al año siguiente. «Como el entrenador siempre nos había sugerido hacer unos cuadernos de entrenamiento en los que anotabas lo que hacías, por llevar un control, y escribir siempre me ha gustado, dije pues a raíz del diario voy a hacer un diario de entrenamiento de la primera maratón y lo escribí desde el día 42 antes a la maratón hasta la propia prueba. Tiene 42 capítulos. La gente que lo ha leído me ha dicho que se ha sentido muy identificada», señala.

Su mejor época fue del 2002 al 2005, cuando quedaba entre las diez primeras de los Campeonatos de España. Todo compaginándolo con su trabajo como profesora, una ocupación en la que ahora aprovecha sus experiencias para motivar a sus alumnos. Sigue corriendo, «porque te lo pide el cuerpo y, sobre todo, la mente», acaba de probar un trail de montaña que le ha entusiasmado y ha participado en las dos últimas ediciones de la Treparriscos.

Lo ha hecho con las compañeras de la dirección general de Deportes en la que ha estado tres años, «una experiencia súper gratificante gracias a un equipo humano majísimo», que le ha permitido conocer «las inquietudes y, sobre todo, las dificultades que hay en cada colectivo. Y la ilusión de la gente». Centrada en la igualdad de género, Félix tiene claro que hay dos actores imprescindibles para conseguirla. «Las administraciones y los medios de comunicación. Con políticas públicas y de apoyo a todos los sectores que, por lo que sea, están más estáticos. También los medios de comunicación. Lo he visto muy claro con el baloncesto femenino». Con la misma ilusión con la que afronta todos sus retos ha vuelto a su vocación en el IES Torre de los Espejos de Utebo.