Mujer y Deporte
Lucía Guillén, cuando el fútbol y la vida son sinónimos
Jugadora del Intersala durante 12 años y ahora árbitra profesional, la zaragozana Lucía Guillén no es capaz de imaginarse su existencia sin un balón a su lado

Lucía Guillén posa en La Granja con sus tarjetas y delante de una portería. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

La historia de Lucía Guillén con el fútbol comienza como la de la mayoría de chicas de su edad hace unos años, cuando este deporte no estaba tan extendido entre ellas. La zaragozana era la única que se separaba de su grupo de amigas para jugar con ellos al balón en el recreo. También era la única niña en su primer equipo, el Las Fuentes. Aunque tuviera que cambiarse en otro vestuario, Lucía era una más.
«Al principio no tuve buenas vibraciones por ser la única, pero viéndolo ahora, tuve suerte, nunca tuve ningún problema y mis compañeros se portaron siempre bien conmigo», asegura Guillén. En el equipo de fútbol sala del barrio zaragozano estuvo desde los 7 hasta los 12 años, momento en el que se abrió la posibilidad de empezar a jugar con chicas. Tras varios clínics, Lucía conoció a uno de sus amores de su vida, el Intersala. Por entonces, la aragonesa también practicaba kárate, pero cuando tuvo que decantarse por uno de los dos, no tuvo demasiadas dudas. «El fútbol lo ha sido todo para mí, sin él no sé qué hubiera sido de mi vida», asegura.
Convencida, Guillén se entregó al Intersala en una relación que duró 12 años, en los que pasó por todas las categorías y que solo se vio interrumpida cuando, en la temporada 21-22, la aragonesa decidió cambiar de especialidad y probó un curso el fútbol 11 en el Zaragoza CFF. Con el Intersala, como en cualquier relación, Lucía ha vivido momentos buenos y malos. La mayor parte de campañas, el equipo aragonés militó en Segunda, pero el mejor recuerdo para Guillén fue el ascenso a Primera que les permitió disfrutar de un año en la élite del fútbol sala.
Pero llegó un momento en el que Lucía sintió que ya había cumplido todos los objetivos que se había propuesto como jugadora. Así que transformó su amor por el fútbol para vivirlo desde otro lado, desde el arbitraje. En realidad la zaragozana llevaba varios años entrenando en categorías inferiores, pero para seguir dando pasos en ese mundo tenía que colgar las botas. «No fue fácil, pero no me arrepiento para nada. Como árbitra sí que me quedan muchos retos por cumplir», relata.
"Empezamos cinco chicas a formarnos y solo quedo yo en activo. Me he tenido que escuchar muchas veces lo de que me vaya a fregar los platos"
Si dedicarse al arbitraje es ya de por sí una profesión de riesgo, hacerlo como mujer multiplica la dificultad. «Empezamos cinco chicas a formarnos y solo quedo yo en activo. Me he tenido que escuchar muchas veces lo de que me vaya a fregar los platos», afirma la aragonesa. Pero a Lucía Guillén nada le va a detener. En poco tiempo ha ido escalando categorías y ya ha llegado incluso a pitar en la Supercopa femenina. ¿Su siguiente sueño? Ser árbitra FIFA, algo que ella misma consideraría la cumbre de su ya largo idilio con el fútbol.
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