Si hubiera que medir las opciones de España por el espíritu de Luis Enrique, las perspectivas son inmejorables y la ambición es máxima. La selección se presenta en el debut del Mundial con el entusiasmo que desprende el técnico, incontenible, nada impostado, que cuadra mucho con su personalidad. Pocas veces se ha visto a un equipo con tanta energía proyectada desde el banquillo, desde la silla de la sala de prensa y desde la butaca del streamer.

Luis Enrique ha conseguido modelar el ambiente alrededor del equipo hasta proyectar una sensación de entusiasmo en el puesto de salida de la competición, que tendrá lugar en el estadio Al Thumama a las 17 horas peninsulares. El reto es disputar siete partidos; los tres primeros están garantizados y los cuatro siguientes se ganan ronda a ronda, uno por uno.

Mira lejos España sin dejar de mirar cerca al debut frente a Costa Rica en busca de una victoria que, como dijo Sergio Busquets, la personalidad opuesta a su entrenador, reforzaría la tranquilidad del grupo. “A la hora de la verdad no ayudará en nada más, porque otras veces hemos empezado perdiendo y hemos sido campeones del mundo”, dijo el capitán, el único futbolista del país que aspira a ser dos veces campeón mundial. El único.

Ansu Fati celebra su gol ante Jordania. EFE

Debuts sin victorias

El pacífico mensaje del mediocentro, frío dentro y fuera del campo, aportó un punto de reflexión a la trascendencia de ese debut. Busquets no ha ganado en ningún estreno de los mundiales anteriores: ni en 2010 (derrota ante Suiza por 0-1), 2014 (ante Países Bajos, 1-5) y 2018 (empate con Portugal). El último triunfo inaugural de España fue el 4-0 a Ucrania en 2006. Las consecuencias de esos resultados no fueron concluyentes para la longitud del trayecto final.

Tampoco la composición del once titular resultará sintomática para predecir quiénes serán los futuros héroes del equipo. Luis Enrique se caracteriza por dar bola a casi todos sus hombres, y solamente Busquets tiene el sitio garantizado. Y, seguramente, Jordi Alba, tras la lesión de José Luis Gayà de la que se explayó el técnico al explicar que se iba a perder dos o tres partidos de la primera fase.

FIFA World Cup Qatar 2022 - Spain Training. Gavi, Pedri y Busquets, los centrocampistas del Barça, en el último entrenamiento. ALBERT GEA

Sin dudas

“No tengo dudas físicas ni tácticas”, anunció el técnico asturiano, contagiado de la energía y el nivel de los entrenamientos de sus jugadores. “Me guio por el feeling que tengo”, dijo, y Ansu Fati se ha ganado el puesto, exhibiendo a diario la inspiración que mostró en el último amistoso ante Jordania, cuando Luis Enrique vio a un fantasioso delantero como Oliver y Benji.

Pedri y Busquets apuntan a ser los escuderos de Busquets como en el Barça. La delantera es la línea que genera mayor incertidumbre porque los principales goleadores no anduvieron finos antes de incorporarse a la selección. A Morata le faltó acierto en el Atlético, a Ferran le faltaron minutos en el Barça y a Fati le faltó físico para recuperar la titularidad con Xavi. Dani Olmo, además, reapareció hace poco de una lesión.    

“De miedo no vamos a morir” es una de las frases recientes que ha hecho fortuna de Luis Enrique. Ni de timidez tampoco, vista la aparición del streamer, exitosa por el momento por el tono desenfadado con que se sienta ante las pantallas. El técnico está logrando cambiar su imagen en beneficio, sobre todo, de la plantilla. A él le importa un bledo la opinión ajena.

FIFA World Cup 2022 - Spain. Luis Enrique during a press conference at the Qatar National Convention Center (QNCC) in Doha , Qatar, 22 November 2022. Spain will face Costa Rica ABIR SULTAN

El escudo protector

Mostrándose con naturalidad, sin filtros, a veces cóncavos, a veces convexos que distorsionan la imagen, Luis Enrique se ha acercado a la hinchada, separando a los jugadores de ella, protegiéndolos y liberándoles de toda presión. Él se ha convertido en un escudo protector de la selección. De momento, de la ansiedad y los nervios que pudieran sentir sus muchachos, 20 de ellos debutantes en el Mundial; 16 de ellos, sin embargo, participaron en la Eurocopa hasta alcanzar la semifinal.

“¡Claro que el líder soy yo!”, repitió con vehemencia una frase que ha pronunciado allí donde ha estado, reforzada esta vez con el deseo de atraer hacia así la atención mediática para liberar a la plantilla, la tercera más joven del torneo.

El batacazo de Argentina no es un ejemplo futbolístico –sí deportivo, por el exceso de confianza que desprende- que pueda servir para España más allá de que Luis Enrique quiera acentuar la concentración del jugador más disperso que tenga. El caso no sirve por las evidentes diferencias entre las dos selecciones. El líder de Argentina, Leo Messi, está en el campo y es neutralizable; el de España se sienta en el banquillo y envía por delante a once soldados, con un juego más coral y solidario. Pero el aviso está emitido.