Zaragozano, músico... Hace unos años se embarcó en la ‘Nave del misterio’ de ‘Cuarto milenio’. El lugar donde convirtió su pasión en profesión. A los proyectos en tele suma viajes misteriosos, nuevas historias... Y ‘Entre copas’, vuelve a la Ciudadela.

-Hace usted tantas cosas que es en sí mismo un misterio….

-(risas) Lo más bonito es que he acabado dedicándome a mis hobbies. ¡Me apasiona encontrar historias!

-Se embarcó hace tiempo en la Nave del Misterio de Íker Jiménez. Y, a partir de ahí, han convertido incluso el misterio en un reclamo turístico con sus viajes.

-¡El turismo mágico! Pero no es solo turismo. Es investigar; es sacar a la luz tu trabajo de tantos años... Las leyendas no dejan de ser una parte esencial del patrimonio inmaterial. Es espectacular mezclar el patrimonio material tan rico de este país, con el inmaterial, que es brutal. Además, muchos lugares no tendrían ese tirón de no ser por estas historias. Descubrirlas en sitios en los que, a veces, solo hay una persona que tenga aceso a un determinado lugar... ¡Eso es impresionante!

-Entre las rutas, que recibieron un premio de Experiencias Turísticas de Aragón 2019, hay varias por esta tierra.

-Son mis viajes perfectos. Hay algunos, como la ermita de Orante, que son grandes descubrimientos de los últimos años de España y uno de los centros neurálgicos mágicos de Europa. Esta comunidad te ofrece, por ejemplo, la posibilidad de combinar el Pirineo mágico, con la estación de Canfranc y todo el tema del oro de los nazis... O las cuevas de la Güixas de Villanúa, que nada tiene que envidiar a Zugarramurdi. O ir de la Ciudadela, que fue la mejor fortaleza de la época; o a la catedral de Jaca, y ver uno de los primeros símbolos del Santo Grial. Entre nuestros viajes estrella, está Rodén, el hermano pequeño de Belchite. Y una ruta que hago yo a medianoche en Belchite., para la que tiene que gustar un poco el miedo (risas)...

-Ustedes son grandes generadores de ideas. Porque, más allá del programa, han nacido muchos proyectos.

-Yo llevo mucho tiempo haciendo viajes de leyenda. Pero es que, además, Íker (Jiménez) es una máquina de producir ideas. Un día me llamó y me dijo: «¿por qué no hacemos que la gente nos acompañe en esos sitios que nosotros descubrimos?» Y así pusimos en marcha estos viajes. Todos los paquetes de viajes son muy personales. Y no es lo mismo que te acompañen Íker y Carmen (Porter) o que te acompañe yo. Cada uno, a su manera, tiene un nexo de unión con esa ruta. En cualquier caso, dentro del equipo del programa es fácil que estemos cruzándonos whatssapp de madrugada por algo nuevo que se nos ha ocurrido. Por ejemplo, ahora estamos con Milenio Live. Durante el confinamiento creamos La estirpe de los libres, que fue tendencia número uno en Youtube.

-Usted es músico... ¿Cómo acabó trabajando para ‘Cuarto Milenio’?

-Todo empezó por un programa que se hizo sobre las campañas de Velilla, las campanas que se tocan solas y que hasta el zar de Rusia quiso comprar en su día. Yo soy campanólogo, una especialidad que en España no existe y que, de hecho, estudié en Bélgica, así que me llamaron para hablar del tema. A partir de ahí, empecé a colaborar. Cada vez más. Y, estos dos últimos años, ya ha sido mañana, tarde y noche (risas). ¡No hay horas! Pero es apasionante...

-¿Siempre le atrajo el misterio?

-Siempre me ha encantado rescatar ese patrimonio que son las leyendas. En algunos lugares me iba dando cuenta de que, de hecho, eran imprescindible rescatarlo porque, si no lo hacía, iban a ir desapareciendo. Porque solo los mayores las conocían. En ese sentido colaboro con muchos otros, por ejemplo, aquí, con Gozarte, que fueron los primeros que rescataron en Aragón el mundo de las leyendas.

-O con el proyecto de historias ‘Entre copas’, que vuelve a la Ciudadela.

--La gastronomía es parte de la cultura. También en nuestras rutas. Y, un día, con Yolanda Gil, empezamos a pensar en un evento tipo cata, en el que relacionaras una historia con tres o cuatro pases de comida y otros tantos vinos. No es fácil. El último Entre copas fue sobre chamanismo. En la Ciudadela, tuvimos un gran éxito el año pasado y los repetimos los días 18 de julio y 7 y 8 de agosto pero centrándonos en el tema de las conspiraciones... Imagínate eso, cenando en el castillo de San Pedro de Jaca, que ya es apoteósico. De hecho, esta es la única cena civil que existe allí. Y, con la Ciudadela, la distancia de seguridad está garantizada.

-En todo este mundo, ¿dónde queda la música?

-Es curioso. Lo que antes era mi vida profesional es mi vida personal ahora. Toco la clave, sí, pero ahora nunca digo donde estoy tocando. Me lo guardo para mí. Y me sigue apasionando la música antigua. Porque la del XIX no me llama la atención. Y si oigo algo del XVI me parece apoteósico. Y me pasa con todo... Con la pintura, por ejemplo. Yo creo que mi vida anterior transcurrió por aquella época.