El Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón ha abierto una convocatoria de ayudas destinadas a la mejora de la producción y comercialización de los productos de la apicultura, para el año 2020, para las que se destinarán un total de 428.000 euros.

Según ha informado la citada área del Ejecutivo aragonés, las líneas de trabajo que se financian son la mejora de la producción de miel, tal como alimentación, cera, medios de transporte, extracción y manipulación de la miel. A esto se suma la contratación, formación y divulgación técnica, así como medidas de apoyo a análisis en laboratorio, entre otras.

La orden de convocatoria de las ayudas será publicada este miércoles, 26 de febrero, en el Boletín Oficial de Aragón y el plazo de presentación de las solicitudes será de un mes a partir de entonces.

El presupuesto disponible es de 428.000 euros, cofinanciados con fondos del Gobierno de Aragón, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y de la Unión Europea. Así, un total de 140 beneficiarios solicitan las ayudas, que contabilizan un total de 180.000 colmenas.

De estos beneficiarios, 133 apicultores son distribuidos a lo largo del territorio de Aragón y siete son entidades colectivas, Asociaciones de Defensa Sanitaria, Universidad de Zaragoza y Organizaciones Agrarias.

Miel

La miel producida y envasada en Aragón puede llevar la marca de calidad alimentaria del Gobierno de Aragón 'C'alial', cuando cumple una serie de requisitos especificados en el reglamento correspondiente.

Por la presentación o el proceso de obtención, el reglamento califica la miel en panal, decantada --escurrida o de gota--, centrifugada y cremosa.

Las características de este dulce producto se regulan exhaustivamente de manera que se exige un mínimo de miel de flores del 65 por ciento, mientras que se prohíbe la filtración del polen, que deberá aparecer en cantidades normales y corresponder a las especies vegetales indicadas en la etiqueta.

Además, no se admite ningún tipo de aditivo, y se controla que la miel no tenga colores, olores y sabores distintos de los genuinos de la especie botánica. También se vigila que no sea efervescente ni que haya fermentado.