La rasmia aragonesa, ese empuje y tesón para llevar a cabo cualquier empresa por difícil que esta sea, ha quedado patente en el modo en el que Aragón está plantando cara a la crisis sanitaria del coronavirus.Tal y como San Jorge se enfrentó al dragón, la sociedad aragonesa libra hoy una importante batalla contra un enemigo minúsculo, que ha sacado a relucir la valentía, coraje y solidaridad de todos los aragoneses.

Esta respuesta solidaria ha llegado desde todos los frentes. De las principales instituciones aragonesas a los miles de ciudadanos anónimos que, pese a estar aislados en sus casas, han arrimado el hombro para contribuir en la medida de sus posibilidades a frenar el avance del covid-19.

Muchas de las iniciativas que han surgido estos días tienen como objetivo paliar el desabastecimiento de material sanitario en los hospitales y centros de salud para proteger a los profesionales aragoneses en primera línea de lucha contra el virus. En otros casos, las ayudas han ido encaminadas a aquellos a los que esta crisis ha golpeado con más dureza, como las personas mayores o las más vulnerables.

Iniciativas

Iniciativas como Aragón en marcha o las plataformas creadas por los distintos ayuntamientos han permitido a las empresas aragonesas sumar fuerzas para remar en una misma dirección. El tejido empresarial ha estado a la altura del desafío, adaptando su producción a las necesidades de material sanitario de la comunidad y colaborando entre sí para que este apoyo llegue donde es necesario lo antes posible.

Desde el mundo de la educación se ha realizado un importante esfuerzo por continuar con la actividad lectiva a distancia y para que nadie se quede por el camino. Los centros han recibido donaciones de dispositivos y tarjetas de conexión a internet para que los escolares con menos recursos puedan seguir estudiando en sus hogares.

En el caso de la universidad, llaman la atención los más de 800 estudiantes que se han ofrecido voluntarios para colaborar con la administración en la lucha contra la pandemia. Los ingenieros han agudizado su imaginación para crear y fabricar, con los recursos disponibles y en tiempo récord, equipamientos de primera necesidad para salvar la vida de los enfermos.

Todo eso mientras los investigadores trabajan codo a codo con las autoridades sanitarias y las empresas del ramo en la búsqueda de soluciones que permitan derrotar definitivamente a esta enfermedad desconocida.

La gran ola solidaria se ha extendido a todos los sectores profesionales aragoneses que han aportado su granito de arena ante esta extraordinaria situación. Profesionales de la psicología llevan calma y consuelo a través del teléfono a aquellos que sufren en su mente los efectos de la cuarentena. Los farmacéuticos reparten medicamentos a domicilio para que quienes tienen un mayor riesgo de contraer la enfermedad no salgan de sus casas.

El sector de la alimentación, además de ser una actividad esencial, se ha volcado para cubrir las necesidades básicas de toda la población. Se ha respondido al llamamiento de auxilio de instituciones como el Banco de Alimentos, con sus reservas mermadas por la actual crisis. Han aparecido iniciativas para ofrecer alimento y bebida a los transportistas que con su labor diaria contribuyen a que a nadie le falte de nada. Los bares y restaurantes, tan afectados por el estado de alarma, han continuado trabajando para llevar un plato de comida caliente a los sanitarios.

La solidaridad ha corrido como la pólvora por todos los rincones de la comunidad. En muchos pueblos han surgido batallones de costureras combatiendo al virus aguja e hilo en mano. Las pequeñas empresas han donado material o fabricado ellas mismas elementos de protección para que quienes cuidan de nosotros no pongan sus vidas en peligro.

Han aparecido redes de ayuda vecinal y algunos ciudadanos han puesto en marcha campañas para recaudar fondos con los que comprar pantallas, mascarillas, batas, delantales, monos y todo lo necesario para que los centros sanitarios y las residencias puedan hacer frente a la pandemia en mejores condiciones. Hasta el turismo rural ha dado un paso al frente y ha anunciado estancias gratuitas para que el personal sanitario pueda descansar cuando todo esto se acabe.

Si hay algo que nos ha enseñado esta crisis es que juntos somos capaces de afrontar cualquier reto y que esta es una tierra solidaria repleta de héroes, héroes con mucha rasmia. Héroes que combaten a un enemigo invisible con lo que tienen a mano, héroes con bata, héroes tras un volante o un mostrador, héroes con impresoras 3D, héroes con aguja e hilo, héroes que cuidan de otros héroes, héroes que alimentan, héroes que nos impulsan para salir adelante. Todos ellos son Aragón, el Aragón más solidario.