Si hace un mes le dicen a Jessica lo que iban a conseguir no se lo hubiera imaginado. No es para menos. Montar la infraestructura de una gran empresa con 900 personas. Distribución por todo Aragón. Compartir una visión: proteger a los sanitarios y no sanitarios. Y el resultado: 27.187 pantallas y 2.608 sujeta mascarillas, a fecha 15 de abril.

Ante la falta de material sanitario, los llamados makers -aficionados a la impresión 3D- decidieron poner sus impresoras a producir pantallas de protección. Así nació CoronavirusMakers, una iniciativa nacional organizada en Telegram que conforme englobaba a más gente, tuvo que dividirse en grupos por comunidades autónomas. «Desde que comenzó esto el 12 de marzo, mi impresora no para ni dos segundos», afirma Jessica Redrado, ingeniera informática, maker y una de las voluntarias que coordina CoronavirusMakers en Aragón.

La iniciativa ya reúne a 900 voluntarios en las tres provincias aragonesas. Voluntarios entre los que además de los makers se encuentran «empresas y gente que no tienen impresoras pero donan material -al final es gracias a ellos porque nosotros sin material no podemos hacer viseras sin parar prácticamente-, y empresas y particulares que no tenían material pero que han querido ayudar con la parte de la logística», comenta Jessica, que tiene claro que todos son imprescindibles en esta infraestructura de altruismo. «Cada uno aporta lo que puede y el que tiene tres gomas en casa y las da es igual que el que está en casa imprimiendo». Y, claro, 900 personas con el único pensamiento de ayudar en lo que se pueda se ha traducido en días en los que la producción de pantallas protectoras ha llegado a 6.015, como el 14 de abril.

El mayor reto

La fabricación de pantallas cobra sentido si llegan a su destino. Y es aquí donde entran en acción los voluntarios dispuestos a recorrer distancias para recoger y repartir el material. Cada día la logística es nueva para Jessica y el equipo al frente de la organización, que continúan su trabajo habitual en casa. Material que recoger y llevar a cada una de las casas de los makers -solo en Zaragoza hay entre 700 y 750- y pantallas y sujeta mascarillas que repartir allí donde el Salud indica.

«Ellos tienen las necesidades y saben donde hacer los repartos porque conocen las necesidades reales», explica la maker. Además, cada día se suman más voluntarios y toca recalcular las rutas para los transportistas voluntarios. Un esfuerzo titánico para «ayudar a que los que se la juegan, al menos, no se jueguen su propia vida. Intentar poner alguna barrera más». En definitiva, como dice Jessica con una alegría desbordante al pensar en la red que han montado en tiempo récord, «es la tecnología y la impresión 3D al servicio de los sanitarios y de quienes lo necesiten porque también entregamos a farmacias, residencias, gente que se enfrenta a posibles positivos».

Proteger es su objetivo final y, para ello, CoronavirusMakers en Aragón ha creado un prototipo en base al feedback del mismo personal médico. «Lo hemos mejorado y ahora mismo están bastantes contentos con él. Al final importa que quién lo va a llevar por largas horas nos diga si es cómodo y funcional. Cuanto menos les moleste o que incluso se puedan olvidar que lo llevan, muchísimo mejor», explica la ingeniera, que confirma que ellos seguirán «hasta que haga falta».

No era de extrañar que Jessica no hubiera creído hace un mes cómo 900 personas desconocidas se unen y van a una; cómo se han convertido ya en compañeros más que en un grupo de voluntarios; cómo han creado semejante infraestructura gracias al apoyo mutuo; cómo comparten la misma emoción y motivación al ver las fotos de los sanitarios y no sanitarios con las pantallas que han producido y sus palabras de agradecimiento. «Estamos ayudando a gente real», expresa Jessica. Real la solidaridad de CoronavirusMakers.