Uno de cada diez aragoneses padece una adición de carácter compulsivo al juego, según varios estudios auspiciados por el Departamento de Salud y Consumo. Se trata de algo más de 120.000 personas que destinan a esta actividad "el dinero que tienen y el que no poseen", según una nota del Ejecutivo autonómico.

El 88% de los jugadores afectados por la compulsividad reconocen, según estos estudios, que volvieron a jugar para recuperar lo perdido. También asumen que han entrado, sin saber de qué manera, en una "dinámica imparable".

La Dirección General de Salud Pública del Departamento de Salud y Consumo puso en marcha ayer una campaña dirigida a concienciar a la sociedad aragonesa de los graves problemas sociales y personales que conlleva el juego patológico.

La campaña, que se prolongará durante las próximas semanas, incluye la edición de 20.000 folletos informativos y 3.000 carteles, además de la inserción de anuncios en prensa escrita y cuñas radiofónicas en las que se hará hincapié en el hecho de que "cuando el juego te ata, aunque ganes estás perdido".

La mayor disponibilidad y posibilidad de acceso a los juegos con apuesta provocan, señala el comunicado, que aumenten las tasas de ludopatía, por lo que a medida que la participación se extiende a la población en general, también lo hace la incidencia del juego compulsivo, que afecta de manera especial a determinados grupos sociales que son más vulnerables, como los jóvenes y adolescentes.

La ludopatía, señala el comunicado de la DGA, puede provocar repercusiones de carácter psicológico como la depresión y la ansiedad, se encuentra en el origen de alteraciones físicas como el estrés, la fatiga o las cefaleas y es la causa de problemas familiares, escolares y de relación social, e, incluso, puede derivar en algunos casos en el consumo de drogas, sobre todo alcohol.

Los aragoneses se gastaron el año pasado más de 895 millones de euros en juegos de azar, de los que 245 millones correspondieron a loterías y apuestas del Estado mientras que más de 611 millones fueron a parar a juegos gestionados por la iniciativa privada como casinos, bingos o máquinas, según datos de la Comisión Nacional del Juego.