La Audiencia de Zaragoza ha condenado a Cecilio G.G. a 18 años y medio de prisión como autor del asesinato de un vecino de Épila al que le reclamaba el pago de una supuesta deuda de 6.000 euros que consideraba que le debía de ser abonada y que la víctima no reconocía.

La sentencia, que se ajusta al veredicto del jurado popular que enjuició el caso, relata que el procesado se acercó al domicilio de la hermana de la víctima para reclamarle los 6.000 euros que había invertido en un patio de la casa cueva que le había adquirido en la creencia que era parte del inmueble adquirido.

Tras discutir en primer lugar con la hermana y posteriormente con la víctima, el procesado se giró para abandonar el lugar pero se volvió de forma repentina y sorpresiva y disparó al fallecido con "el ánimo de acabar con su vida".

El tribunal tipifica el crimen como un delito de asesinato al concurrir la agravante de alevosía, dado que la víctima fue atacada por sorpresa y no tuvo posibilidad de defensa.

Condena también al acusado a 1 año y 6 meses de presión por tenencia ilícita de armas y a indemnizar a la esposa de la víctima con 125.000 euros y con 75.000 a cada uno de sus hijos menores.

Asimismo, le prohíbe acercarse a menos de 500 metros con la familia del fallecido o a tratar de comunicarse con ellos por cualquier medio durante 18 años.

El jurado no consideró acreditado, sin embargo, que el acusado realizara amenazas previas contra la hermana del fallecido, por lo que el magistrado presidente le absuelve de este delito.

Los hechos denunciados tuvieron lugar sobre las 18.00 horas del 3 de febrero del año pasado ante la puerta del domicilio de la hermana de la víctima Épila, copropietaria de la vivienda cueva adquirida por el procesado.

Ante la negativa del procesado a abandonar el lugar, la mujer llamó a su hermano, que se personó unos minutos después para tratar de reconducir la situación.

Tras advertir la víctima al encausado que no debía de haber llevado a cabo las obras por las que reclamaba, se giró para entrar en la vivienda de su hermana, momento en el que su atacante sacó un arma corta que no pudo ser localizada y le disparó por la espalda.

Según apreció el perito forense durante la vista, el acusado tenía en esos momentos "pleno control de su voluntad y conocía la ilegalidad de sus actos, así como las consecuencias de los mismos".