El sonido de los bombos y tambores, que identifican los ritos de la Semana Santa en Teruel y constituyen un atractivo turístico en varias localidades de la provincia, se recrea un año más protagonizado por unos 20.000 tocadores que provocan un gran estruendo con sus mazas y palillos.

La "rompida" de la hora, que celebraron anoche y esta mañana ocho de los nueve pueblos de la Ruta del Tambor y el Bombo del Bajo Aragón de Teruel, marca en esta provincia el inicio de la celebración de la Semana Santa.

"Los toques de los tambores y bombos en la Semana Santa nacen aquí, y de hecho se sabe que a Zaragoza los llevó gente del Bajo Aragón", explica a Efe el presidente de la Ruta, Segundo Bordonaba.

La peculiaridad de los turolenses, destaca Bordonaba, es el "carácter ancestral" de esta tradición: "Mi abuelo ya me contaba que su abuelo le hablaba de que la gente salía a la calle a celebrar con ruido de tambores o tarraclas estas fiestas", apunta.

Ahora se ha convertido en un fenómeno de masas en el que participan tocando unas 20.000 personas, según Bordonaba, y al que se han sumado otros pueblos de la provincia e incluso la capital.

Los orígenes de la Ruta como organización se remontan a 1970 cuando se formó la asociación que agrupaba a nueve pueblos de la provincia: Albalate del Arzobispo, Alcañiz, Alcorisa, Andorra, Calanda, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urrea de Gaén.

A excepción de Alcañiz, en todos la "rompida" marca el inicio de casi dos días de toques ininterrumpidos de bombos y tambores.

La mayoría de ellos celebran este acto en la medianoche del Jueves Santo, menos Calanda, que es el último siempre en sumarse, al elegir el mediodía del Viernes Santo para comenzar a sonar en una plaza llena a rebosar de túnicas moradas.

"Es la 'rompida' más conocida gracias a Luis Buñuel", como resalta Bordonaba, porque el cineasta internacional nació aquí y estableció ya para siempre una estrecha vinculación de esta localidad con el mundo del cine, que cada año se plasma con los invitados a dar ese primer toque en un gran bombo con el que se da rienda suelta a la celebración.

Este año, el protagonista ha sido el director de cine Montxo Armendáriz, y antes que él, vivieron esta fiesta personajes como Fernando Trueba, Imanol Arias o Asunción Balaguer, viuda de Paco Rabal.

La de Calanda es la "rompida" más internacional gracias a la labor de su hijo más ilustre, que incluyó como música de fondo en algunas de sus películas, y es también una puerta abierta al reconocimiento oficial más allá de las fronteras nacionales que busca la organización.

Aquí esperan que se haga oficial la declaración de Interés Turístico Internacional, que se tramitaba junto a la de Zaragoza, que ya ha recibido el reconocimiento.

"El Gobierno de Aragón ya nos adelantó que era oficial, a falta de que se publicara en el BOE, y nos hubiera gustado que saliera para estas fechas pero no ha sido posible", añade el máximo responsable de esta asociación.

La dificultad, añade, es la misma que encontraron para la declaración de Interés Nacional de la Ruta en 2005 (en Híjar lo es desde 1980), "porque les cuesta entender que nueve pueblos distintos tengamos unidad de criterio y una única forma de vivirlo".

Además, la Ruta forma parte de la candidatura a Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco que presenta España junto a otras exaltaciones percusionistas de municipios de la Comunidad Valenciana, la Región de Murcia, Castilla-La Mancha y Andalucía.

La celebración aquí con el sonido de bombos y tambores es también "un fenómeno intergeneracional porque en la misma cuadrilla conviven a veces padres, hijos y nietos", grupos que rivalizan "de manera sana" con los toques, y entre los distintos pueblos de la Ruta, que celebran jornadas de exaltación y hermandad.

No obstante, Bordonaba recalca que los toques están relacionados íntimamente con la Semana Santa, "no sería lo mismo si se sacan fuera de esta época".

No solo por el componente religioso, y su combinación con las procesiones y recreaciones, porque "se celebra desde respeto a la fe y a la libertad individual de creencia de cada uno", sino por la tradición.

Los tambores sonarán hasta el sábado cuando en los distintos pueblos vuelvan a concentrarse en las plazas para celebrar también "el cese de los toques", que según Bordonaba "es casi tan espectacular como el comienzo, porque el silencio también emociona".

En ese momento callarán los bombos y tambores aunque "todavía los oyes un tiempo más, porque los tienes en la memoria".