Apenas uno de cada diez aspirantes a acceder al Conservatorio Profesional de Música de Zaragoza logrará su objetivo. Viene siendo así desde hace años. La falta de espacio en el centro obliga a reducir la oferta de plazas, simplemente, porque no cabe más gente. Ese mismo problema aboca a celebrar las pruebas de acceso al centro en un instituto de Secundaria que no reúne las condiciones idóneas para acoger exámenes en los que el sonido es fundamental. Todo ello viene siendo denunciado desde hace tiempo por los padres de los alumnos del conservatorio, pero, de momento, su reivindicación no ha obtenido respuesta.

«El conservatorio está ideado para 350 alumnos pero ya somos más de 700», lamenta José Ramón Benito López, presidente de la Asociación de Padres de Alumnos Pilar Bayona. «De los mil aspirantes que se presentan aprobarán 500 y, de ellos, solo 100 entrarán porque son las plazas que se ofertan», denuncia. De hecho, el año pasado solo accedió uno de los 32 que superaron la prueba de percusión y 19 de los 138 que aprobaron piano. «Evidentemente, existe una enorme falta de oportunidades pero, al no ser una enseñanza obligatoria, el Gobierno de Aragón lo relega al último lugar de sus necesidades y hace oídos sordos a nuestra petición, así que mucha gente se queda sin plaza y se marcha a la privada y la gente se va tan decepcionada que al año siguiente ya no repite y no se presenta», lamenta.

Esas pruebas de acceso se celebraron ayer en el instituto zaragozano Pedro de Luna ante la falta de espacio para llevarlas a cabo en el propio conservatorio. Pero esa solución eventual no satisface a los padres, que denuncian que las aulas «no están en condiciones» para ello en cuanto a climatología, dimensiones o condiciones acústicas.

A pesar de que las familias aseguran que llevan «20 años en precario» y que ya han llevado a cabo varias movilizaciones, la Administración «ni siquiera ha llamado para reunirnos o hablar», censura Benito, que admite que cualquier medida «no puede ejecutarse a corto plazo, pero sí que se debería abordar a medio o largo y analizar qué modelo podemos instaurar».

En este sentido, el colectivo recuerda que otras ciudades más pequeñas que Zaragoza cuentan con «dos o tres» conservatorios profesionales «mientras que aquí solo hay uno, pequeño y malo».

Las enseñanzas musicales en Aragón se dividen en tres etapas. La elemental, con cuatro años de duración, la profesional (6), y otra superior equivalente a un grado universitario. El paso a cada fase incluye una prueba de acceso. «A pesar del gran interés que ponen los miembros de los tribunales, problemas como la masificación, la desorganización y la falta de condiciones en un instituto de enseñanzas generales están ocasionados por carecer el conservatorio de unas instalaciones suficientes y óptimas. Esta situación es preocupante», insisten desde la asociación.

Ayer, la junta directiva acudió al instituto para informar de la situación a los padres. Por su parte, Educación afirmó a este diario que ha «tomado nota» y estudia «posibles soluciones».