La Fundación Centro de Solidaridad de Zaragoza-Proyecto Hombre (CSZ) realizó 1.781 atenciones a lo largo del pasado 2018 en los diferentes programas de la Fundación en Aragón y en total 1.230 personas recibieron ayuda durante el pasado año.

Además, la cocaína pasó a ser la principal sustancia de consumo en el inicio de los tratamientos, aunque se mantiene todavía por debajo de la principal sustancia de consumo, la bebida alcohólica, y se registró un aumento de las personas que fueron atendidas por problemas relacionados con el alcohol.

En el caso de las mujeres también se produjo un aumento del 6 % (un total de 65 mujeres) respecto a 2017 con problemas derivados por el alcohol.

El director de la Fundación, Jesús Sánchez, ha explicado que el perfil de los varones que acuden por problemas relacionados con el alcohol son hombres que han ejercido maltrato hacia mujeres, mientras que en el género femenino, el perfil predominante son ellas las que han sufrido acoso o violencia de género.

En el caso de los jóvenes, se atendieron durante 2018 un total de 110 de entre 15 y 28 años (un 83 % varones y un 17 % mujeres), a través del programa Tarabidan y cuyo mayor inicio en los tratamientos viene derivado con el consumo de cannabis.

Para evitar el aumento de jóvenes drogodependientes, el Plan de Prevención que lleva a cabo la Fundación consiste en combinar la atención directa a situaciones de riesgo con adolescentes así como con sus familias, trabajo y mediadores.

En 2018, el Plan de Prevención registró un total de 203 alumnos repartidos en 5 centros de la Comunidad Autónoma.

La presidenta del comité ejecutivo ed la Fundación, Pilar Aznar, ha asegurado que se trata de la entidad que "más personas atiende" en temas de patologías adictivas en todo Aragón.

Según Sánchez, en 2015 se realizó un estudio que abordaba desde el origen de la entidad, en 1985, de cuál era el porcentaje de las personas que lograban llevar una vida normalizada tras la terapia y se alcanzó un 30 %-40 % de éxito.

El Justicia de Aragón, Ángel Dolado, ha calificado la labor del CSZ como un "buen hacer" comprometido con las personas que "más lo necesitan" sin pedir "nada a cambio" para construir una sociedad más "justa e igualitaria".