Su avance ha supuesto un impulso definitivo a las pruebas clínicas que permiten el estudio del cerebro y del resto del sistema nervioso. Y ahora la especialidad de Neurofisiología acaba de celebrar su 25 aniversario en Zaragoza, una de las ciudades pioneras en su puesta en marcha como servicio independiente. Los responsables de la Sociedad Española de Neurofisiología reunieron en la capital del Ebro a muchos de los que integraron la comisión que dio forma y contenido a la especialidad, capitaneados por el conocido doctor Joaquín Carbonell, jefe de servicio del hospital de La Paz, en Madrid.

Con él estuvieron el doctor Papí, entonces jefe de servicio del Vall d´Hebrón, Germán Sierra, de la Universidad de Santiago, José Carlos Oliveros, del San Carlos de Madrid, y la doctora María Angeles Cid, que había convertido en aquel momento al Servet de Zaragoza en el primer hospital que tuvo a una mujer como jefe de servicio, al frente de la Neurofisiología.

"El impulso a la especialidad, que entonces constituía una parte de la neurología, era necesario, debido al desarrollo que durante estos años ha adquirido el estudio del sistema nervioso", explicaba Carbonell. Este hito permitió contar a la neurofisiología con unidades de docencia y desarrollar más a fondo pruebas diagnósticas de vital importancia como los estudios de sueño, la electromiografía, la electroencefalografía o los potenciales evocados.

Desde que se descubrió que el cerebro funcionaba a través de impulsos eléctricos generados por cambios metabólicos -idea que esbozaron estudios rudimentarios en los años 30, pero que no se tomó como cierta hasta entrados los 60-- esta especialidad empezó a tener un papel dentro de la investigación y los diagnósticos, aunque no fuera reconocida hasta décadas después.

Cosas tan sencillas como la declaración de muerte cerebral permitieron el avance de técnicas como los trasplantes ya que lograron certificar con exactitud el momento de la muerte del paciente. El propio Carbonell acaba de recoger en un libro (Prolongando la vida. El cerebro y los trasplantes ) este hecho. Uno de los capítulos está dedicado al fallecimiento del dictador Francisco Franco, de cuyo equipo médico formó parte Carbonell. Según explica, las técnicas neurofisiológicas lograron determinar que en los días previos a su muertes, el dictador "sufrió varios infartos de corazón mientras dormía", debidos, seguramente, a "un estado de ansiedad".

Pionero

El hospital Miguel Servet se convirtió en 1971 en el primer centro sanitario de Aragón y uno de los primeros de España en contar con un Servicio de Neurofisiología. Su unidad de docencia fue pionera en el ámbito nacional formando ese mismo año a su primer residente, Francisco Villanueva, hoy jefe sección del hospital de Oviedo. La doctora Cid integró la comisión de la especialidad por ser el Servet uno de los pocos hospitales que, anticipándose a los tiempos, ya contaba con una unidad de Neurofisiología. Reconoce que "el avance" en este campo hubiera sido imposible "sin el de la informática". Hoy, las técnicas disponibles permiten "medir la velocidad que tarda en llegar un impulso nervioso, valorar en cifras la capacidad de respuesta del cerebro ante un estímulo o localizar con precisión cualquier patología en el mapa cerebral".