El 34,8% de la población reclusa aragonesa está matriculada en algún tipo de actividad educativa. De los 1.905 internos que actualmente se encuentran en las tres prisiones de la comunidad autónoma --Zuera, Daroca y Teruel--, 663 estudian alguna de las enseñanzas incluidas en la oferta para este colectivo. Pero el porcentaje varía considerablemente de un centro a otro. Así, el volumen de matriculados es muy alto en Teruel, donde 138 de los 180 presos está matriculado (76,7%). Por contra, en Zuera apenas alcanza el 28% (376 de 1.331). En Daroca, por su parte, 149 de los 394 reclusos participa en estas enseñanzas (37,8%), según datos de la dirección general de Instituciones Penitenciarias.

La gran mayoría de esos 663 matriculados lo está en enseñanzas escolares (511), mientras que otros 37 lo hacen en universitarias y 115 más en idiomas u otro tipo de curso.

Los hay que acuden dispuestos a completar una formación inacabada. Otros quieren solo formarse y, si es posible, lograr una titulación académica que les abra nuevas vías en el futuro, mientras que hay quien, simplemente, busca entretenimiento, restar horas de patio o encontrar algo diferente en lo que invertir su tiempo.

Los tres centros penitenciarios de la comunidad cuentan con aulas habilitadas que dependen de Centros de Adultos de la DGA -de los públicos de educación de personas adultas Isabel de Segura de Teruel, Campo de Daroca y Margen Izquierda de Zaragoza--. Desde cada uno de ellos se destina profesorado a las aulas habilitadas de las tres cárceles. En Teruel son 3 maestros; en Daroca, 7; y en Zuera 9,5.

Por ejemplo, en esta última, tres profesores de Secundaria imparten la Enseñanza Secundaria para Personas Adultas (ESPA). El resto son maestros que dan los distintos niveles -como alfabetización, neolectores o consolidación--. También se otorga preparación para la prueba de Acceso a Grado Medio y Competencias o clases de idiomas impartidas, incluso, por algún interno conocedor del idioma siempre bajo la coordinación del profesor.

Se trata de un reducto que sigue contando con una notable aceptación entre los presos. De hecho, la afluencia continúa siendo muy elevada a pesar de que, desde la última reforma del código penitenciario, la asistencia a clase no reduce los días de condena.

CONTINUIDAD / Hay alumnado que empieza en los niveles más bajos y continúa hasta la ESPA y gran parte de los que la terminan y logran el título de Secundaria siguen sus estudios de Bachillerato o hacen la prueba de acceso a la Uned y se matriculan en la universidad. Sin embargo, no hay continuidad en la escuela con el Bachillerato, que los presos tienen que estudiar a distancia con el apoyo de los educadores de la cárcel. Para estudios universitarios hay un programa de la Uned en centros penitenciaros.

Existen dificultades derivadas de problemas inherentes a la cárcel, como no tener la posibilidad de usar internet, lo que dificulta el trabajo con las nuevas tecnologías o las trabas que los docentes afirman encontrar para formarse. De hecho, este es el primer curso en el que los profesores de las tres cárceles de Aragón consiguen hacer unas jornadas formativas en Teruel.