"Llevamos tres cuartos de hora esperando en la cola para que nos den un vale de cena. Somos un grupo de diez personas, entre abuelos, padres y nietos, que vamos a pasar una semana de vacaciones a Palma. Los niños están muy cansados, y también los abuelos", afirmaba Manuel Asín. Y es que el colapso fue la nota dominante. "Esto es un desastre incomprensible. Me llevo a la familia a Tenerife, con dos niños pequeños, y nadie es capaz de darnos ni siquiera una explicación. No sabemos ni qué hacer ni a quién recurrir", aseguraba José Antonio Gaspar.