A quien llega por primera vez a Rubielos de Mora le sorprende lo bien conservado que está el pueblo, con sus calles bien alineadas y sus palacios en perfecto estado. Pero detrás de esa imagen armónica se esconde un esfuerzo continuado, durante décadas, para restaurar un patrimonio de varios siglos.

«Ha costado 50 años dejar Rubielos de Mora como está en la actualidad», subraya su alcalde, el socialista Ángel Gracia, que lleva 30 en el cargo, siempre con mayoría absoluta.

En esta labor de recuperación han desempeñado un papel de primera importancia el famoso escultor José Gonzalvo (nacido en la localidad) y el albañil Ángel Redón. Este último, en particular, «creó escuela» y varias generaciones de rubielanos se han dedicado a sacar lo mejor de la piedra, la madera y el hierro forjado con que están hechos todos los edificios.

Entre ellos destacan numerosos palacios medievales, renacentistas y barrocos que tienen su origen en la riqueza que generó la industria textil que en pasados siglos existió en Rubielos de Mora.

«Ahora mismo, está restaurado el 99% de la parte antigua», asegura Gracia, que indica que los nuevos desarrollos urbanos se vieron frenados por la crisis inmobiliaria.

Con 658 habitantes en la actualidad, el pueblo también ha perdido residentes, en particular extranjeros. Por eso el premio recién recibido ha supuesto un espaldarazo para la localidad.

Movilización Social

«Los rubielanos vivieron con mucha ilusión los preparativos para el concurso de pueblo más bonito de Ferrero Rocher, y nuestra victoria fue fruto de la movilización de millares de personas en las redes sociales», apunta. «Se rodaron dos vídeos musicales y la implicación del pueblo fue total», añade el primer edil.

Ahora se trata de utilizar el impulso publicitario para darle otra oportunidad a Rubielos de Mora, donde las largas décadas de restauración han servido para crear gremios muy preparados y formados.

El pueblo, que se halla a 62 kilómetros de Teruel, registra animación durante los fines de semana, en particular cuando hace buen tiempo. En este sentido, la autovía Mudéjar (A-23) ha contribuido a acercarlo al resto de Aragón y a la Comunidad Valenciana, que está muy próxima, pues solo dista 89 kilómetros de Sagunto, es decir, del mar.

Eso explica que predomine el turismo valenciano. «Claro que la autovía es un arma de doble filo», advierte Gracia. «Por un lado, aumenta la seguridad y nos acerca a las ciudades, pero por otro facilita el regreso en el mismo día, con lo que el sector hotelero se resiente», afirma.

En cualquier caso, Rubielos de Mora se merece una visita detenida. Sus calles no solo ofrecen numerosos palacios de los siglos XVI y XVII, fruto de la época en que su especialidad era la fabricación de paños.

Además, hay edificios modernistas y su excolegiata, dedicada a Santa María la Mayor, conserva un retablo gótico donde se narra la vida de la Virgen. También merece la pena hacer una visita el antiguo colegio, obra del célebre arquitecto Pablo Monguió, extramuros del casco antiguo.

Plaza de toros

Por no hablar de la curiosa plaza de toros, que tiene forma semicircular y revela la afición a la tauromaquia, muy anclada en la localidad. De ellos dan fe los toros ensogados y embolados que corren por las calles con ocasión de las fiestas patronales de la población.

Y, plantadas aquí y allá, en todos los rincones interesantes, Rubielos de Mora ofrece también esculturas realizadas por el escultor José Gonzalvo sobre distintas temáticas.